martes. 23.04.2024
Noelia Fraile orienta a su hija durante una creación de ganchillo
Noelia Fraile orienta a su hija durante una creación de ganchillo

Un movimiento, el del lento arte de las agujas sobre un ovillo de lana, convertido en una oleada de solidaridad. La propuesta de Aránzazu Arribas y Noelia Fraile pretende ir más allá con esta moda de tejer que parece haber retomado el pulso tras la pandemia, y especialmente en un verano en el que se han llevado a cabo propuestas exitosas como la de la Asociación Cultural de Videmala. El reto: reunir un número considerable de artículos de crochet para llevar la semana previa a la Navidad a las residencias zamoranas.

Amparadas en el paraguas de sus empresas (Ariamiguru crochet y Mi mundo hecho de ganchillo), estas dos zamoranas pretenden devolver a los más mayores un poco del cariño y del saber que han sabido transmitir a las nuevas generaciones. Bajo el calor de la comarca alistana en la elaboración de un inmenso mural de ganchillo por la España vaciada comenzaron a pertrechar esta iniciativa solidaria que apenas cuenta con unas horas de vida pero confiando en la rápida respuesta por parte de asociaciones y particulares, siempre dispuestos a colaborar.

“Se trata de un homenaje a las personas de las que aprendimos a mover las agujas. Al final son los que nos han dado todo: los que nos han cuidado, los que nos han enseñado y no sólo a tejer”, sostiene Noelia, mientras que Aránzazu destaca el simbolismo de “devolverles un arte que hemos desarrollado gracias a ellos”, más en una época como es Navidad en la que parece que todo está orientado al público infantil, mientras los mayores parecen pasar a un segundo plano.

Encuentro

Una muestra de agradecimiento, pero también de solidaridad en estos tiempos marcados aún por el Covid. “No nos podemos imaginar lo mal que lo han pasado durante la pandemia”. En este sentido, Aránzazu recalca que la iniciativa, lejos de caer en la idea de donar, busca regalarles y devolverles un poco del cariño que nos han dado. Y qué mejor a través del ganchillo, un arte asociado tradicionalmente a la tercera edad.

Por el momento, ya hay tejedoras particulares –como del grupo de teatro La Gobierna- que ya han mostrado su disposición a poner “su granito de arena”, si bien confían en que se unan en los próximos días. En algunos casos, generaciones completas ya se han unido a la iniciativa, como es el caso de las mujeres de la familia Fraile que desde los 17 años de su hija Claudia a los 93 de la abuela, entregadas ya en las tardes y aprovechando los cada vez más escasos momentos de sol para tejer al aire libre y comenzar a acumular creaciones en forma de llaveros, calcetines, horquillas o amigurumis.

Ariamiguru crochet

Aseguran que lo importante no es realizar una gran creación como una manta o un jersey, sino que basta que sea un detalle que haga que la persona que lo reciba se sienta especial. Y, por supuesto cuantos más, mejor. Los artículos se acompañarán de una tarjeta personalizada con los datos, si se desea, del autor de cada una de las creaciones y podrán entregarse hasta el próximo 15 de diciembre.

Cartel campaña

“Teje por ellos”, la campaña solidaria con los que nos enseñaron a mover las agujas