Un sueño en la España vaciada: cuatro amigos y un negocio de tomates rosas que apunta al mercado gourmet

Faramon Selección echa raíces en Granja de Moreruela con la ilusión de demostrar que desde un pequeño pueblo se puede emprender y conquistar los mejores paladares con un producto único

Entre los socios se encuentra Óscar Manuel Pérez Alonso, propietario del restaurante El Ermitaño —con estrella Michelin— cuya experiencia en gastronomía de alto nivel avala la calidad del proyecto

Selección de tomates en la nave de Faramon
photo_camera Selección de tomates en la nave de Faramon

Lo que empezó como una idea lanzada entre risas durante una cena de amigos hoy tiene nombre propio y ambición empresarial. Cuatro amigos de toda la vida —con más de 25 años de amistad— han decidido apostar por el medio rural zamorano para levantar un proyecto que combina tradición hortelana, innovación comercial y compromiso con su tierra. Ellos son tres benaventanos Miguel Ángel Pedrero, Tomás Florez Robles(Bvte), Oscar Manuel Perez Alonso, uno de los propietarios del restaurante El Ermitaño, y José Antonio Infante Andrés, natural de Tapioles.

En esa cena se forjó el proyecto de Faramon Selección S.L., instalada en una nave de Granja de Moreruela desde donde seleccionan, envasan y comercializan uno de los tomates más codiciados en la gastronomía: el rosa cultivado en Zamora.

La elección de este enclave no es casual. Granja de Moreruela se convierte en un punto estratégico para los productores de la zona —desde Villanueva del Puente a Montamarta, pasando por Pobladura de Aliste, Algodre o Tábara—, lo que facilita el trabajo de los hortelanos y acerca el producto a los mercados. “Queríamos que los agricultores no tuvieran que recorrer muchos kilómetros. Si ellos ganan tiempo, ganamos todos”, explican los promotores.

De Faramontanos al mundo

El nombre de la empresa es ya toda una declaración de intenciones. Faramon alude a Faramontanos de Tábara, municipio cercano a Granja de Moreruela, como un guiño a los orígenes y al arraigo rural que quieren reivindicar. La idea es clara: demostrar que desde los pueblos también se pueden producir alimentos gourmet capaces de competir en los mejores mercados nacionales e internacionales.

Sede de Faramon Seleccion en Granja de Moreruela
Sede de Faramon Seleccion en Granja de Moreruela

“No se trata solo de vender tomates; queremos poner en valor el trabajo de los hortelanos, su conocimiento y su esfuerzo, y demostrar que en Zamora también se pueden hacer productos de excelencia”, aseguran los cuatro amigos.

Y es que el tomate rosa cultivado en Zamora tiene una ventaja única: gracias a su microclima, puede prolongar la cosecha en exterior hasta noviembre, mucho más allá de lo habitual en otras provincias españolas, donde se recoge únicamente hasta agosto. Una singularidad que convierte al producto en un manjar exclusivo y que Faramon Selección aspira a posicionar como referente en el mercado gourmet.

Empleo y futuro en la España vaciada

El proyecto arrancó en esta primera campaña con cinco contrataciones locales durante tres meses, aunque sus planes no se quedan ahí. Con el tiempo, y si la climatología lo permite, pretenden ampliar plantilla con la campaña del níscalo, otra joya del campo zamorano con gran valor comercial, este año con una campaña muy irregular y escasa.  “Queremos demostrar que también desde pueblos pequeños se pueden hacer cosas grandes. Comenzamos con incertidumbre, pero con muchísima ilusión”, declaran los cuatro emprendedores.

Interior de la fábrica
Interior de la fábrica Faramon

Más allá del negocio, el objetivo es claro: crear empleo, fijar población y demostrar que emprender desde la España vaciada no solo es posible, sino necesario.

En un territorio golpeado por la despoblación, la historia de estos cuatro amigos es también un relato de compromiso con la tierra, de retorno a las raíces y de confianza en el futuro del medio rural. Porque cuando hay visión, arraigo y ganas, hasta un tomate puede convertirse en un símbolo de esperanza.

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