jueves. 25.04.2024
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“La idea es quedarme aquí”. Ni seis meses han hecho falta para que Mihaela, una mujer rumana de 52 años, se enamore del sosiego y el ritmo de vida de la Zamora rural. Una paz que no llegó a encontrar en Albacete, ni mucho menos en Barcelona, la primera ciudad española en la que residió. Después de 18 años viviendo en nuestro país, ya se ve completamente integrada en el día a día de Villardiegua de la Ribera, también de la asociación de mujeres La Peña Redonda de a que forma parte desde su llegada al tiempo que sueña con montar un pequeño negocio.

Su historia comienza este 2021, cuando Michaela decidió lanzarse a buscar una casa en Zamora, ciudad de la que se enamoró durante unas vacaciones en 2010. Fue un amor tan abrumador, que a día de hoy no recuerda el nombre de los pueblos por los que pasó, si bien desde hace nueve años la ciudad siempre ha ido con ella en forma de una perrita que le regalaron fruto de aquel viaje, Effy.

Mihaela también es el nombre de una mujer luchadora. En 2016 le diagnosticaron cuatro hernias discales que, unido a la fibromialgia, ponía a prueba su movilidad. Las manos de su hija –fisioterapeuta de profesión y residente en Barcelona- obraron el milagro para que reuniera las fuerzas suficientes para buscar otro destino. “La humedad de allí me mataba”. Tras pasar anteriormente por Almería y Valencia, su siguiente destino fue un pequeño municipio en la montaña de Albacete, en el que ha permanecido un año y medio hasta que, finalmente, se topó con el banco de viviendas “Juntos por Sayago”.

Su primera parada en Sayago fue en Mayalde, donde permaneció provisionalmente unos meses, si bien la mejor opción que se le presentó fue una casa de alquiler con opción a compra. “Necesita mucha reforma, pero para mí y mis animales nos basta”. El tiempo pasa lento en los pueblos, una baza que aprovecha para adecentar la vivienda, moverse para buscar una posibilidad de negocio y, de paso, participar en las actividades realizadas por la Asociación de Mujeres La Peña Redonda.

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Tejiendo adornos de Navidad, sumándose al coro o pintando carteles, Mihaela se ha convertido en una más en ese grupo de mujeres que luchan por dinamizar el pueblo sin perder las viejas costumbres. “Yo soy una mujer muy solitaria, me gusta la tranquilidad pero el grupo también da una vida una posibilidad de relacionarme socialmente muy importante”.

Tanto se ha hecho a este pequeño municipios que ya ni sus propias amigas son capaces de hacerle cambiar de idea. “Vinieron un par de amigas de visita y no me veían aquí, me intentaron convencer para hacer las maletas, pero la tranquilidad que tengo aquí no la he encontrado en ningún otro sitio. Me ha costado mucho quitarme todo el estrés de Barcelona pero esto es vida”.

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Mihaela no deja de soñar y aspira a poder reunir la fianza suficiente para poder reabrir el bar que permanece cerrado desde hace varios meses –posee el título de cocinera-, o bien montar su pequeña granja-escuela. Unos proyectos que requieren de un montando por el momento inalcanzable para ella, tras dos meses sin percibir la prestación por su anterior trabajo y a la espera de recibir el Ingreso Mínimo Vital. Por el momento, Mihaela “tira de ahorros” y vive al mínimo, gracias también al apoyo y la buena disposición de sus vecinos. “He echado currículum en una empresa que va a abrir en Sayago, pero tampoco dispongo de coche, pero espero que con el tiempo se pueda arreglar”.

Una filosofía de vida que plantea mientras arregla su propio huerto que poco a poco va creciendo y con la idea de poder vivir del autoconsumo y venderlas en la zona. Con la experiencia de una mujer vivida y curtida en mil batallas, esta mujer no deja de soñar y de planificar posibles alternativas que le permitan permanecer en este municipio sayagués más allá de los tres años de contrato para aportar a la tierra un poco del bienestar que le otorga.

Michaela con su perro junto a una de las obras de la asociación La Peña Redonda

Mihaela, la mujer que ha encontrado la paz en Villardiegua tras recorrer media España