Javier Vaquero Rivera, nacido en Gallegos del Río, es un ejemplo de superación y determinación. A pesar de haber perdido la visión por completo a los 23 años debido a un glaucoma congénito, Javier nunca dejó que su discapacidad limitara sus sueños. Residente actualmente en Xàtiva (Valencia), sigue siendo un apasionado del ciclismo, deporte que ha retomado con gran esfuerzo y dedicación tras un largo parón de 25 años.
Antes de perder la vista, Javier era un destacado nadador, participando en los Juegos Paralímpicos de Barcelona 1992 y en campeonatos nacionales e internacionales, entre ellos los campeonatos europeos. Tras dejar la natación en 1994, se introdujo en el ciclismo en tándem, pero por razones laborales tuvo que abandonar esta disciplina. Fue hace 5 años, tras una larga pausa, cuando decidió retomar el deporte con más fuerza que nunca.
Su regreso al ciclismo ha sido todo un éxito. Actualmente, compite en tres modalidades: carretera, pista y mountain bike, participando en campeonatos nacionales y autonómicos, así como en competiciones internacionales. En diciembre de 2021, destacó en la Copa del Mundo de Ciclismo Adaptado en Suiza, logrando un tercer lugar en la prueba de velocidad y un cuarto puesto en el kilómetro.
Uno de los mayores desafíos de Javier fue su participación en la Titan Desert 2021, una de las pruebas más duras del ciclismo de montaña, que se desarrolla en el desierto de Marruecos. A pesar de llevar apenas 10 meses practicando ciclismo de manera seria, Javier completó la prueba, lo que demostró como una experiencia inolvidable. Este año, su objetivo es mejorar su clasificación, buscando situarse entre los 100 primeros de la prueba, un reto ambicioso pero alcanzable gracias a su incansable preparación. "Mi motivación es llegar lo más lejos posible. El objetivo es seguir superando mis propios límites", afirma Javier.
La Titan Desert, una competición de seis días en el desierto, es conocida por su exigencia física y emocional. Los ciclistas deben enfrentarse a altas temperaturas, fuertes vientos, largas distancias y terrenos muy difíciles. La navegación en el desierto es un aspecto crucial, ya que las etapas no están completamente señalizadas. Sin embargo, la pasión por el ciclismo y el deseo de superación impulsan a Javier a seguir entrenando a un ritmo exigente, con sesiones que alcanzan los 500 km semanales.
En su regreso al ciclismo, Javier también ha querido poner en valor el deporte adaptado y dar visibilidad a las personas con discapacidad. Busca apoyo económico y material deportivo para seguir adelante en su carrera, y destaca la importancia de la responsabilidad corporativa de las empresas al asociarse con proyectos inclusivos. "El ciclismo adaptado tiene cada vez más visibilidad gracias a las redes sociales, pero seguimos siendo pocos los que practicamos este deporte. Agradecería mucho el apoyo de empresas que se unan a nuestra causa", asegura Javier.
En su día a día, Javier cuenta con el apoyo de su piloto, Óscar, con quien lleva tres años entrenando y compitiendo juntos. La comunicación constante entre ambos es fundamental para garantizar el rendimiento y la seguridad durante las competiciones.
En su cuenta de Instagram, @Javi.tandem, comparte su día a día, sus entrenamientos y sus logros, motivando a otros a seguir sus pasos en el deporte y en la vida.
