Si algo está muy arraigado a Zamora, es el vino. Un viaje para los cinco sentidos con un enoturismo que está en auge. Conocer el patrimonio, la cultura, la tradición, la historia, la naturaleza y degustar un buen vino está cada vez más arraigado a los turistas que acuden a la provincia. Entre viñedos y bodegas tradicionales, se convierten en el plan favorito para muchos que acuden a destinos vitivinícolas.
La revista ¡Hola! Viajes ha elaborado una guía con nueve rutas para disfrutar del vino en Castilla y León durante este otoño. El vino se produjo por primera vez durante el Neolítico, según los testimonios arqueológicos hallados en los montes Zagros. La evidencia más antigua de la producción y consumo de vino es una vasija del año 5400 a. C., localizada en el poblado neolítico de Hajji Firuz Tepe, en los montes Zagros. En la actualidad, el turismo del vino es una propuesta que busca trasmitir la esencia de una región por medio de su vinculación al producto vinícola.
La producción del vino ha ido añadiendo cada vez más elementos tecnológicos a medida que el hombre ha ido experimentando y adquiriendo cada vez más conocimiento. El primer paso para la vinificación es la vendimia, o recolección de la uva, que resulta ser un proceso delicado ya que tiene que pasar el menor tiempo posible desde su recolección hasta su elaboración.
Una ruta del vino por la provincia de Zamora con parada en Toro donde el origen de estos vinos "son anteriores al asentamiento de los romanos". De hecho, llegó hasta la India en una de las tres carabelas que usó Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo Mundo en 1492. La comarca de la Denominación de Origen Toro "abarca diecisiete términos municipales entre el sureste de la provincia de Zamora y el suroeste de la provincia de Valladolid".
Y es que, "emprender este recorrido que nos propone la provincia castellano leonesa es emprender un viaje por lugares perfectamente conservados que mantienen su esencia del pasado". Una ruta que se extiende por Zamora y el Duero para fusionar "lo mejor del arte, junto con el paisaje tradicional castellano y las mejores bodegas tradicionales de elaboración de vino".
También el Parque Natural Arribes del Duero entre las provincias de Salamanca y Zamora es un buen paraje para disfrutar del enoturismo y de la naturaleza ya que cuenta "con unos 180 kilómetros de cañones fluviales que en contraste con la penillanura ha generado un microclima ideal para el cultivo de viñedos. Un paraíso cobijado entre cañones de granito y rocas metamórficas, también conocidos como arribes, que perfilan el río Duero".
