"Por mi parte, he querido profundizar sobre las ventajas de este tipo de industria para nuestro municipio: para ello he investigado, me he informado, he acudido a charlas informativas, y he tenido la oportunidad de visitar tres plantas de biogás y biometano en Alemania. Quiero remarcar que son mis impresiones y conclusiones personales, aunque muy similares a todos los que realizamos la visitas a las plantas.
Por lo que pudimos observar en Alemania, las instalaciones están totalmente integradas en la vida de la gente de los pueblos. No percibí ningún tipo de olor en las cercanías a las plantas, ni ninguna mala calidad del aire, dos de los principales motivos por los que realicé este viaje. Quería ver con mis propios ojos cómo funciona una planta como la que se va a construir en nuestro pueblo.
Las materias primas agroganaderas locales a partir de las cuales se produce biometano en las plantas que recorrimos en Alemania eran similares a las del proyecto propuesto para El Cubo de Tierra del Vino, es decir, principalmente estiércol, maíz y purín. Nuestro municipio tiene una fuerte tradición agroganadera, construida por personas que viven o vivían en nuestro pueblo, que puede verse impulsada por esta nueva industria sostenible y hacer posible, quién sabe, que sus hijos se puedan quedarse en él. Esta nueva industria promoverá empleo local y surgirán nuevas oportunidades laborales para nuestros jóvenes.
El olor de los residuos y de su almacenamiento no se percibía durante la visita a las instalaciones, en ningún caso en el exterior ni en los alrededores cercanos a los núcleos urbanos. Aunque visitamos plantas que usaban tanto estiércol como purín de cerdo, el uso de este último es menos habitual en Alemania ya que por abundancia de agua en ese país no necesitan la parte líquida que proporciona este residuo. Además, en las plantas también pudimos ver la producción de fertilizante orgánico, una alternativa a los abonos químicos. Según los expertos, este nuevo tipo de industria contribuye a reducir la contaminación de nuestros acuíferos por nitratos, al procesar residuos agroganaderos que hoy en día, en muchos casos, se depositan directamente en nuestros campos.
La seguridad fue un tema muy repetido durante la visita. No solo por la cercanía de viviendas de las plantas que vimos (dos de ellas a 50 metros del pueblo, donde no llegaban los olores de la planta), si no por la tecnología, los sensores y los protocolos de prevención y de seguridad de la instalación. La planta de El Cubo de Tierra del Vino se situará en torno a 3 kilómetros del pueblo, una distancia más que suficiente según pudimos comprobar en nuestra visita.
El hecho de contar con cerca de 11.000 plantas de biogás y biometano distribuidas por todo el país prueba que es una tecnología muy desarrollada y bien aplicada en Alemania. Pero es que, además, los requisitos para construir una instalación de estas características pasan por estudios técnicos, autorizaciones ambientales, planes de impacto ambiental, planes de mantenimiento… entre muchos otros estudios.
Dejemos atrás cuestiones personales y analicemos el biometano como una inversión colectiva a largo plazo que nos beneficiará a todos, que puede generar otros proyectos medioambientales y sociales asociados, y que permitirá una gestión renovada y organizada de unos residuos que ya tenemos en nuestros campos. Nosotros somos los primeros interesados en proteger nuestra riqueza, desde el Arroyo San Cristóbal hasta nuestras bodegas subterráneas. Sigamos creciendo junto a ellos y abracemos nuevas oportunidades que eviten que nuestros pueblos se hagan cada vez más pequeños y nuestras tradiciones se recuerden solo en los libros".
Firmado por: José Rivero, vecino de El Cubo de Tierra del Vino.
