Los familiares de una fallecida por coronavirus denuncian la negligencia de la residencia de Quiruelas de Vidriales

Tomasa Gallego Martínez, de 88 años de edad, falleció víctima del coronavirus el pasado 17 de abril en la residencia de ancianos de Quiruelas de Vidriales Los Álamos. Sus familiares, invadidos por la tristeza, hablan de ella como “una mujer llena de vitalidad” y acusan directamente al centro asistencial de “haberla dejado abandonada a su suerte”.

El sobrino de la fallecida, Secundino y sus familiares, permanecen en sus casas confinados cumpliendo los mandatos del estado de alarma. Desde allí, todavía desgarrados por el dolor, denuncian sin tapujos a la Residencia “Los Álamos” en Quiruelas de Vidriales, a la que consideran “principal responsable” del fallecimiento de la anciana y acusan de “haber ocultado” el estado de la mujer hasta el último momento de la enfermedad.

Nosotros llamamos en varias ocasiones para conocer su estado, pero desde la residencia la respuesta siempre fue que estaba bien y estable”, lamenta profundamente molesto Secundino. De acuerdo con la versión de los familiares de la fallecida, todo esto cambió de un día para otro el 16 de abril. Tomasa era trasladada de urgencia al Hospital Comarcal de Benavente, donde los informes detallaban un estado de gravedad que “no se correspondía con los informes de la residencia”. "Su tía tiene una neumonía bilateral desde hace días, tiene los pulmones infectados y está sedada, ahora no está sufriendo dolores, pero está muy grave", esa fue la respuesta que recibieron por parte de los médicos.

Tan solo 16 horas después llegó una nueva llamada por parte del centro hospitalario: Tomasa había fallecido a consecuencia del coronavirus. Los familiares no entendían nada, desde el centro residencial “nos informaban de que todo estaba bien y tan solo unas horas después no dicen que ha muerto”.

La familia se encuentra indignada por el trato que afirman haber recibido desde el centro: “Si el Ejército no va a desinfectar la residencia, mi tía fallece y nos lo hubieran dicho una vez muerta”.

Esta familia ha sido una de tantas que perdía en menos de un mes a otras dos personas: "No podemos dejar en el olvido a nuestros mayores, la Junta de Castilla y León y la Fiscalía deben de ejercer su responsabilidad e investigar este tipo de casos, que son demasiados", afirma Secundino, un hombre de 45 años que siente que esta situación es una gran injusticia para los que "tanto nos han dado": "No podemos que mueran solos, sin la atención adecuada y que la administración mire para otro lado".

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