Carbajales hizo sonar ayer, 7 de septiembre, la campana torera, como es habitual, aunque este año no hay desenjaule ni espantos, no hay verbenas ni pucheras y la Virgen de los Árboles, que hace un siglo salió en procesión contra la gripe española, se tendrá que quedar en el templo.
Fiel a la tradición, a las 12.00 horas, la campana torera de Carbajales de Alba comenzó a sonar para llamar a los carbajalinos a festejar las fiestas de Nuestra Señora de los Árboles que este año deberán celebrarse en las casas, sin contactos con el resto de carbajalinos, sin poder asistir a los espantos y con la amenaza del virus encima ya que la ZBS de Tierra de Alba, aunque con un único caso, se mantiene aún en naranja.
El alcalde de la localidad, Roberto Fuentes, emitía un bando en las últimas horas recordando que está prohibido el botellón, que están cerradas las peñas y que no se pueden juntar grupos de más de 10 personas, lo que hace de las fiestas carbajalinas algo atípico.
Sin embargo, quizá lo más extraño de todas las fiestas será no ver en la calle a la Virgen de los Árboles ya que, a lo largo de su historia, además de salir cada 8 de septiembre, ha sido usada para rezar contra las desgracias o las pandemias, como ocurriera en la Gripe Española, hace más de un siglo, cuando fue sacada en procesión para interceder por los carbajalinos.
Así pues, la campana torera ha sonado este año, como es tradición, pero no ha podido llamar a los festejos ni a las reuniones en el pueblo siendo la campana torera más triste que recuerdan los convecinos en un año en el que, en Carbajales de Alba, para apoyar, durante el confinamiento, los aplausos de los vecinos, sonó cada día a las 20.00 horas durante meses.