Este sábado, el pueblo de Escuredo se reunió para celebrar un acto cargado de fe, memoria y devoción. Alrededor de medio centenar de personas se congregaron en el antiguo Prado del Mudriñón para rezar el Rosario junto al párroco local, en honor a la Virgen de la Paz, cuya aparición marcó la historia del lugar hace ya 44 años.
El 21 de junio de 1981, Pedro, vecino de Escuredo, descansaba a la sombra de unos robles cuando —según relatan— fue bendecido con la presencia de la Virgen mientras esta se dirigía a Medjugorje (Yugoslavia). Durante aquella tarde, la Virgen le habría transmitido mensajes personales y universales, asegurando que en ese mismo prado ocurrirían “tantos milagros como en Lourdes”.
Desde entonces, la devoción de los vecinos y fieles no ha hecho más que crecer. A lo largo de los años, y con un esfuerzo conjunto cargado de simbolismo, se ha construido una capilla en el mismo prado, a unos 3,3 kilómetros del núcleo urbano de Escuredo. En los primeros pasos del proyecto, los propios vecinos transportaron los materiales a pie, debido a la falta de un camino de acceso. Más adelante, con ayuda de maquinaria, se construyó tanto la capilla como el acceso actual.
El acto de este sábado no fue solo una cita espiritual, sino también una muestra del compromiso de una comunidad con su historia y su fe. Como colofón a la jornada, Federico, vecino del pueblo, compartió un emotivo romance escrito para la ocasión, que emocionó a los presentes y ayudó a mantener viva la memoria de un acontecimiento que sigue muy presente en el corazón de Escuredo.
