Este año los paraguas no fueron protagonistas si bien se vieron precios de saldo a 3 y a 5 euros.
También los calcetines de algodón podían adquirirse por tan solo 5 euros 20 y hasta 30 pares. Las "cluecas" mantenían precios de años anteriores y las bebidas y la comida también mantenía los precios del lado portugués, que realmente el que más establecimientos aglutina en la romería.
Por tan solo 8 euros se podía comer un pollo asado y un costillar por 13 euros, todo ello a la brasa. Los pasteles y los panes portugueses también eran protagonistas así como todo tipo de menaje o también de plantas ornamentales, los cuchillos y navajas portuguesas mantienen también su protagonismo en el último domingo de abril.
Los productos artesanos son cada vez menos, pero aún se mantiene la tradición de llevar los "cacharros" de Moveros al alto de la Ermita. Cientos de puestos ordenados en calles para mostrar el algodón portugués que dicho sea de paso ya no es lo que era en tiempos de los 80 y noventa. La fama de Moveros en este día crece y la aglomeración de años pasados no es la que ahora se mantiene.
Años atrás se veía subir hasta veinte autobuses llegados de cualquier parte de la geografía española, un día de fiesta romera que va perdiendo fuelle, ya que la perdición de la España Vaciada, también llega a Portugal y ambos territorios comparten escenario y déficit de personas. Los mayores van muriendo y quedamos cuatro en los pueblos comentaban de un lado y de otro de la Raya en el alto de la Ermita que en años pasados gozaba de un esplendor magnífico.
Miles de romeros de todas formas aún con la amenaza de lluvia, acompañaron a la Virgen y pudieron disfrutar de una jornada de asueto. En lo relativo a los sucesos, un par de desmayos y un vecino de Portugal tuvo que ser atendido por una bajada de azúcar. Los Guardias Civiles del puesto avanzado en su furgoneta ayudaron a la atención primera del hombre desmayado, no siendo necesario su traslado puesto que se recuperó en poco tiempo.
Aunque algunos incidentes menores, como desmayos y problemas de salud, fueron atendidos con prontitud por las autoridades locales, no empañaron el espíritu festivo y la devoción compartida que caracterizan a esta romería, que cada año une a comunidades de ambos países en una celebración única y entrañable.