Podría ser el título de una novela negra, pero no. Esta historia sucedió hace mil quinientos años, más o menos, y fue aquí, por tierras de la actual provincia zamorana y el Tras os Montes portugués. Para quienes la vivieron, seguramente no fue un trago agradable, pero casi nada sabemos de las circunstancias y los detalles, hasta el mismo territorio está en duda. No es nuevo que esto ocurra en unas tierras con larga historia que encierra, a la vez, secretos no sabemos si pequeños o grandes...
Al comienzo de la edad media, tras la caída del imperio y las invasiones llamadas bárbaras, en la península ibérica coexistían dos reinos: el visigodo desde el noreste al suroeste y el suevo en la esquina noroeste, aproximadamente lo que en tiempos del imperio romano había sido la Gallaecia et Asturia,
De sus dos capitales, Braga y Astorga, ejercía como tal la primera. Y si hemos de seguir la tesis de don Luis Cortés que asigna el nombre de Seni Mure (viejo muro) y luego Semure a la Zamora de esa época, la encontraríamos en los confines del reino suevo gracias a documentos eclesiásticos de la diócesis de Braga, a la que pertenecía. Por lo tanto, debería estar asociada a Suevia.

Pero el visigodo Leovigildo se propuso reinar sobre toda Hispania. Para ello, parece que se dirigió a la zona de Astorga, presionada tanto por los godos como por los antiguos astures, que continuaban siendo un pueblo rebelde a cualquier tipo de imposición foránea. Conseguida una vía de penetración hacia Suevia por el norte, quedaba llegar hacia la capital. Y ese camino pasaba por un territorio mal conocido, seguramente semiautónomo, pero claramente aliado de los suevos: el enclave de Sabaria.
Hoy es casi de general aceptación que el nombre de ese país extraño, puerta de entrada al reino suevo por el este, iría asociado al río Sabor y a una hipotética tribu de los Sappos con capital en Braganza. Sin embargo, como en otras ocasiones en que sin saber por qué se obvia la presencia de Zamora, encontramos que nada se dice sobre Semure, que debía haber sido conquistada con antelación por Leovigildo, si éste se dirigía a la batalla contra los del Sabor. Pero, como eso de ignorar sistemáticamente a Zamora (no es Ocello, el puente viejo no es romano, fue el desierto del Duero, por aquí no pasó Tarik porque dio un rodeo...) me parecía sospechoso, recurrí a datos de la época que situaban Sabaria al sur de Astúrica y al norte de Helmántica, donde, evidentemente, no se halla Braganza. Además, Sabaria era un enclave territorial, no un país ni nuevo ni viejo, sino una especie de tribu aliada y fiel a los Suevos; bien podría tratarse de una confederación de poblados sin capital fija.
Viejos historiadores situaban Sabaria a caballo entre el Duero y el Esla, con el Sabor como confín occidental y el Tormes Meridional. Tal territorio se antoja problemático, hendido en buena parte por grandes cañones fluviales y, acaso por eso, se acabó retrotrayéndolo al noroeste del Duero y más allá del Esla. Sin embargo, algunos insistían en asignarle capital, concretamente Peñausende, antigua hipotética Peña Ausendis o Godisende. Allí se han encontrado efectivamente, restos de armas de la época. Hubo una batalla. Muy probablemente, las tropas de Leovigildo pasaron por Peñausende.

En “Las huellas del tiempo en el plano de Zamora” sostengo que la Zamora primitiva, romanizada o romana, en época de la conquista imperial, de la goda, o de ambas, fue asediada de un modo similar a Numancia. Por eso, acaso, fueron confundidas durante siglos. Puede que los romanos conquistadores, o más tarde Leovigildo, opusieran justo al lado este del recinto primitivo un campamento bien pertrechado que acabó con la resistencia local. Lo que parece probable es que Semure fue el confín oriental del territorio de Sabaria, como Braganza lo fue en occidente.
Citado Peñausende, al norte de Salamanca, podríamos asignar allí el límite sur de Sabaria. Obviamente, el norte podría situarse desde Sanabria (otra palabra posiblemente alusiva) hasta Castrotorafe o Benavente, al sur de Astorga y salvando el paso del Esla.
Queda como última alternativa que no existiera capital definida. Si la hubiere, debería tener acceso relativamente fácil desde todos los enclaves antes citados (Semure, Castrotorafe, Braganza, Peñausende) Y esto creemos que puede darse en Constantim, que pudo ser la antigua Constantina romana o, mejor, en el despoblado de Santiago de Villacampo, donde debió existir un paso relativamente fácil sobre el Duero o incluso un puente romano, como lo hubo sobre el Esla en Ricobayo.

Durante las obras de la central eléctrica se descubrieron en lo alto del meandro encajado que ocupa el poblado unos muros ciclópeos que aún hoy deben existir, si bien nadie se ha hecho eco de ellos, ni de su origen o morfología. En lo alto existió la ermita de Santiago y debido a esa tradición, las fiestas del poblado hidroeléctrico se celebraban el día 25 de julio. La importancia del lugar debió ser grande
si atendemos a otro detalle. Según modernos lingüistas, el nombre de Sayago sería una forma leonesa con apócope y relativamente moderna de Sant Iago, como lo es Sahagún -Safagún- de Sant Facund o el más primitivo Santiuste de Sancte Iuxte (Justa) Para que una población, aunque el actual despoblado estuviese situado en lugar clave, para dar nombre a toda una comarca debería ser muy relevante.
Como apoyo a todas estas conjeturas nos quedan otros nombres godos en el territorio zamorano. El primero, Villa Elipando, actual Villalpando. Y otro, para variar que habría que investigar algo más es Castrum Sisenandici, con el nombre de un rey godo posterior a Leovigildo, entre Riofrío y Sesnández, pueblo que le debe el nombre. En aquella época tan precariamente conocida, las tierras zamoranas ya fueron de frontera. En otro momento hablaremos de cuando no lo fueron.
Carlos Cabañas Vázquez.