En un pequeño rincón de la provincia de Zamora, el Bar Cle-Bis sigue siendo un punto de encuentro para vecinos y visitantes, manteniendo viva una tradición que se remonta a 1963. Este emblemático establecimiento, regentado hoy por la tercera generación de la familia Peñín, celebra sus 61 años de historia como uno de los pocos negocios que ha sabido adaptarse a los cambios del tiempo, superando las dificultades del mundo rural y las modas pasajeras.
Fundado por Clemente Peñín y Cleofé, de quienes toma su nombre, el bar abrió sus puertas el 1 de mayo de 1963 bajo el nombre de Café España. En 1995, su hijo menor, Clemente Peñín hijo, asumió la dirección del negocio junto a su esposa, Mercedes Grandes, y actualmente es su nieto, Saúl Peñín, quien echa una mano en la barra durante los meses de verano, demostrando que la ilusión por continuar el legado familiar sigue viva, aunque sus estudios no le dejen pasar todo el tiempo que quisiera en el pueblo.
El bar que ha marcado generaciones
Desde su apertura, el Bar Cle-Bis ha sido testigo de innumerables historias y cambios en la vida de Granja de Moreruela. En sus primeros años, los clientes bebían vermut, vino y café de puchero mientras disfrutaban de la música de una gramola, o asistían a las proyecciones de películas del Oeste en la pequeña televisión del bar, que se convirtió en uno de los primeros aparatos en llegar al pueblo. "El mayor éxito empresarial fue comprar una televisión", recordaba Clemente Peñín. Los vecinos se agolpaban para ver en la pequeña pantalla cualquier evento importante así como los inicios de Manuel Benítez 'El Cordobés' por ejemplo.

El bar no solo fue un lugar de reunión, sino también un refugio de libertad en tiempos difíciles. En su salón se proyectaron películas que rompían con los estándares del régimen franquista, ya en democracia pero recordando como el salón se llenaba de vida los días festivos, cuando una pequeña orquesta animaba las noches con música, atrayendo a jóvenes de los pueblos vecinos, denotaba ese especial sentido de un pueblo y de una tradición que es y sigue siendo la de ir al bar tanto a jugar la partida como a tomar ese vermout tras la misa del domingo.
La transformación hacia la modernidad
El paso de los años trajo consigo importantes cambios. En los años 80, el Bar Cle-Bis experimentó una reforma que incluyó la instalación de una pista de baile y una discoteca, en sintonía con la fiebre de las discotecas que se extendía por toda España. La bola de espejos en el techo y todos los domingos la disco abierta era el reclamo más importnte. Los concursos de baile emulaban el hasta el programa de televisión "Aplauso", y las jóvenes generaciones encontraban en el bar un lugar donde disfrutar de la música y el ambiente festivo. Los 90 vieron la llegada de la televisión por satélite y los toros de Canal Plus, así como los inolvidables pinchos morunos de los domingos por la tarde, que se convirtieron en un clásico del bar. A lo largo de las décadas, el establecimiento fue reformado en varias ocasiones, la última en 2010, cuando se modernizó el local sin perder su esencia tradicional, conservando detalles de madera y decorando con elementos del monasterio de Santa María de Moreruela.
Un lugar de encuentro y memoria colectiva
Hoy, el Bar Cle-Bis sigue siendo un símbolo de la resistencia empresarial en el medio rural. A pesar de que solo abre durante los meses de verano, sigue siendo el preferido de los habitantes de Granja de Moreruela, ofreciendo no solo bebidas y tapas, sino también un espacio donde las generaciones se encuentran y comparten historias.

Las celebraciones especiales, como las veladas temáticas o las sardinadas en la terraza, siguen siendo una parte esencial de la vida del bar, que este 2024 celebra su 61 aniversario. Padres, hijos y abuelos se sientan en las mismas mesas, recordando los guateques de los 70, las noches de discoteca de los 80 y las tardes de fútbol en los 90. El Bar Cle-Bis no es solo un negocio familiar, es una institución en Granja de Moreruela, un espacio donde el tiempo parece detenerse y las tradiciones se mantienen vivas.
