Castilla y León es un buen ejemplo de lo que se denomina la España Vaciada. Una de cada tres personas que han nacido en Castilla y León, y que siguen viviendo en España, lo hacen en otra provincia fuera de la Comunidad Autónoma, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística.
Este aspecto tiene especial incidencia en provincias como Soria y Ávila, donde más de la mitad de las personas que nacieron allí, no están a día de hoy empadronadas en esas provincias.
En el caso de Zamora es casi el 50 por ciento los que han tenido que marcharse a otras ciudades, mientras que solo Burgos, León y Valladolid han podido dar acomodo a más del 60 por ciento de las personas que nacieron en dichas provincias.
Las tres poblaciones de la provincia zamorana han sufrido el éxodo. La capital registraba en el año 2000 algo más de 65.200 habitantes y 21 años después tiene 60.300. Benavente contaba en el año 2011 con 19.187 habitantes y hoy con 17.500, mientras que Toro ha pasado en 10 años de 9.649 vecinos a 8.532.
Otra de las características que marcan la singularidad demográfica de Castilla y León es el tamaño de sus municipios. Es la región de España en la que más municipios hay.
Así, el 27 por ciento de todos los municipios que hay en España están en Castilla y León, pero son los más pequeños de todo el país. Así, más de la mitad de las localidades con menos de 100 habitantes se encuentran en esta Comunidad Autónoma.
Castilla y León no tiene ningún municipio que supere los 500.000 habitantes (la provincia de Valladolid tiene aproximadamente 520.000 habitantes). Esta región es la que tiene un mayor porcentaje de municipios de menos de 500 habitantes, de menos de 1.000 y de menos de 2.000.
Precisamente el pequeño tamaño de los municipios provoca que haya un éxodo generalizado hacia las zonas más habitadas.
Las únicas localidades que han ganado población son aquellas que están más próximas a las capitales de provincia mientras que las más alejadas son las que han perdido más población en lo que va de siglo.
En Zamora, Morales del Vino ha ganado 1.400 habitantes desde el año 2000 y Moraleja ha pasado en 21 años de 1.259 habitantes a 1.740. En Villaralbo el crecimiento ha sido menor y ha ganado desde el año 2000 solo 187 vecinos, mientras que Monfarracinos casi ha añadido 500 habitantes más a la población que sumaba hace dos décadas.
En cuanto a la población de Castilla y León también resulta interesante ver cómo ha evolucionado su pirámide de población. En lo que va de siglo se ha ido estrechando la base y se ha ido agrandando las edades superiores a los 50 años. Es decir, el porcentaje de niños y jóvenes que hay en Castilla y León es menor que el que había a principios de este siglo.
Esta pirámide de población revela que el reemplazo demográfico por nacimientos cada vez será más complicado, al margen de que una población envejecida demanda un mayor nivel asistencial en cuanto a servicios públicos.
Gráficos e información de PORCENTUAL