Patadas y golpes al coche del presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, tras el incendio. Esa es la sensación que han dejado estas llamas en las que se han evaporado 25.000 hectáreas.
Así está reaccionando el pueblo castellano-leonés que se ha sentido desamparado, solo e impotente al ver arder la Sierra de la Culebra. Sus tierras. Su economía. Su naturaleza.
“Cabrones, que nos habéis dejado sin reservas”, ese ha sido el grito unánime de los vecinos de uno de los pueblos de Castilla y León. Y normal. Ni siquiera había activado el plan de extinción de incendios a pesar de las altas temperaturas. Falta de medios y un sinfín de quejas por parte de la población que ha tenido el alma en vilo durante cinco días.
Ahora solamente queda averiguar los daños y la magnitud de este siniestro que se ha convertido en el más grave de la provincia de Zamora. Tristeza por la pérdida y sabor amargo ante la actuación de la Junta de Castilla y León.