El Ministerio de Sanidad ha confirmado 102 casos de linfoma anaplásico de células grandes (LACG), un tipo de cáncer poco frecuente, vinculados al uso de implantes mamarios en España entre 2012 y 2024. Así lo recoge el quinto informe anual de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que analiza las notificaciones recibidas a través del Sistema de Vigilancia de Productos Sanitarios.
Aunque la incidencia es baja —en ese mismo periodo se estima que más de 625.000 mujeres han recibido implantes en el país—, el balance incluye cuatro muertes asociadas directamente a esta enfermedad, lo que ha vuelto a encender las alarmas en torno a la seguridad de ciertos tipos de prótesis, especialmente las texturizadas.
El linfoma anaplásico de células grandes es una variedad rara de linfoma no-Hodgkin que puede afectar diversos tejidos, incluidos los de la mama, y que se ha detectado exclusivamente en personas portadoras de implantes mamarios. En la mayoría de los casos, la evolución clínica fue favorable tras retirar la cápsula que recubre el implante (cápsula periprotésica) y extraer las prótesis. Sin embargo, algunos casos necesitaron tratamientos adicionales más agresivos.
Los datos del informe permiten trazar una radiografía geográfica de los casos en España: la Comunidad de Madrid encabeza la lista con 24 pacientes afectadas, seguida de Andalucía (15), Cataluña y Comunidad Valenciana (13 en cada una), y Murcia y Canarias (6). También se han registrado casos en el País Vasco (4), Baleares y Castilla y León (3 en cada comunidad), y uno en regiones como Asturias, Galicia, Navarra, Cantabria y Castilla-La Mancha. Seis casos no han podido ser asignados a una comunidad concreta.
En cuanto a las causas por las que las mujeres portaban implantes, 43 lo hacían por motivos estéticos y 23 tras una reconstrucción mamaria por mastectomía. En el resto de los casos, no consta el motivo de la intervención.
Las prótesis implicadas en la mayoría de los diagnósticos eran texturizadas, un tipo de implante con superficie rugosa diseñado para mejorar la adherencia al tejido y reducir complicaciones como la contractura capsular. No obstante, investigaciones previas ya habían apuntado a su posible relación con el desarrollo del LACG.
A pesar de la baja incidencia —menos de 2 casos por cada 10.000 mujeres implantadas—, la Aemps subraya la importancia de la vigilancia continuada y la notificación de posibles síntomas en pacientes portadoras de implantes mamarios. Entre los signos de alerta destacan el hinchazón persistente o la acumulación de líquido alrededor del implante, síntomas que pueden presentarse años después de la cirugía.