El Salario Mínimo supone el 66,6% del salario medio en Castilla y León y hasta el 59,3% para España

Existe una gran disparidad en el coste real que supone un mismo salario mínimo para las empresas en cada autonomía. Por un lado, en la Comunidad de Madrid y el País Vasco, el salario mínimo de 1.080 euros equivale a un 50,5% y 51,4% de sus respectivas remuneraciones medias. En cambio, en el extremo contrario, para Extremadura y Canarias, esa relación es del 72,6% y 68,9%, respectivamente

El salario medio español, como proporción de la productividad media, ocupa el 11º puesto en la Unión Europea y equivale al 37,2% de la productividad

Trabajador. Fotografía de archivo
photo_camera Trabajador. Fotografía de archivo

El salario medio de la economía española durante 2022 ha sido de 1.822 euros mensuales. El nivel de este salario medio en España se encuentra acorde al nivel de riqueza de nuestra economía si lo analizamos en términos de comparación con otros países. Eso es lo que puede concluirse de la comparación de algunas ratios salariales relevantes entre todos los países de la Unión Europea.

Al relacionar el salario medio y el PIB per cápita de los países de la UE, obtenemos una ratio salarial que nos permite analizar la correspondencia del salario de cada país con el valor que se obtiene de dicho trabajo.

Tomando datos de 2022, que son los últimos disponibles para hacer una comparación entre todos los países comunitarios, España obtiene un 78,5%, situándose como el país con la cuarta relación más alta entre salario medio y PIB por habitante (un año atrás tenía la tercera relación más alta). Esta cifra solo es superada por Alemania (81,8%), seguida de Italia (80,5%) y Francia (80,0%).

Por lo tanto, la posición del salario medio español con relación al PIB per cápita es superior, por ejemplo, a la de Bélgica (76,8%), Austria (71,9%), Dinamarca (67,3%), Holanda (66,9%), Polonia (65%) y Portugal (59,5%), además de otros 18 países. Las dos relaciones más bajas corresponden a Luxemburgo (37,4%) e Irlanda (37,3%).

Un salario, cualquiera sea su nivel, es una compensación por un trabajo realizado. Por eso, en última instancia, los salarios deben guardar una cierta correspondencia con el valor de la producción que ese trabajo contribuye a realizar.

El salario medio español, como proporción de la productividad media, ocupa el 11º puesto en la Unión Europea (un año atrás estaba en sexta posición). De este modo, en nuestro país el salario medio equivale al 37,2% de la productividad (entendida como PIB real por persona ocupada). A la cabeza se sitúa Alemania (50,2%), seguida de Bulgaria (48,0%) y Austria (43,2%).

En cambio, Irlanda (21,7%) y Luxemburgo (24,4%) cuentan con los porcentajes más bajos. En general, los países con las proporciones más reducidas tienden a ser aquellos donde la productividad crece más rápido. Así, aunque los salarios crezcan, al hacerlo la producción por ocupado mucho más deprisa, la relación analizada cae.

Es precisamente la evolución de la productividad lo que permite generar dudas acerca de la sostenibilidad de los actuales niveles salariales en España: entre 2017 y 2022, nuestro país es el que exhibe la peor dinámica de esta variable (-4,3%), seguido por Luxemburgo (-4,0%), Malta (-2,9%), Grecia (-1,7%), Finlandia (-0,5%) y Alemania (0,0%). En cambio, Irlanda es el país cuya productividad media presenta el mayor aumento para este periodo (35,6%), seguido de Polonia (18,6%) y Hungría (16,0%).

En los últimos 10 años, se observa una brecha entre el crecimiento de los salarios y el crecimiento de la productividad en los países de la Unión Europea. El crecimiento salarial sostenible durante largos períodos solo es posible cuando hay un crecimiento significativo de la productividad. Si tomamos los índices de salarios reales medios y la productividad laboral en los países de la UE-27 entre 2009 y 2019, en general, puede verse que la productividad laboral (+12,3%) aumentó más rápidamente que los salarios reales (+8,4%).

También generalizando, la desvinculación de los salarios de la productividad laboral explica por qué la participación del trabajo en la renta (la participación de la compensación laboral en el PIB) en muchos países sigue siendo sustancialmente inferior a la de la década de 1990[1].

Javier Blasco, director de The Adecco Group Institute, señala sobre este indicador que “es importante tenerlo en cuenta, ya que un incremento en los salarios, para ser sostenible, debe estar acompañado por un incremento en la producción. Un descenso de la productividad significa que, para alcanzar un mismo nivel de producción, hacen falta más ocupados. O, de forma alternativa, que una misma plantilla produce menos que antes. Para aumentar los salarios sin que estos estén respaldados por una mayor producción, se debe hacer a costa de reducir los márgenes comerciales”.

“Esto último, a su vez, implica menor capacidad de inversión, lo que dificulta la recuperación de la productividad, configurándose de esa forma una suerte de círculo vicioso. En términos más simples: sin un incremento de la productividad, los aumentos de salarios son insostenibles”, concluye Blasco.

El salario mínimo

El análisis del salario mínimo desde diferentes ángulos refuerza el punto anterior: es difícil justificar ulteriores subidas de las remuneraciones si previamente no se recuperan los niveles de productividad perdidos.

Los datos para el año 2023 muestran una subida generalizada del salario mínimo para todos los países de la UE con respecto a 2022. La única excepción es Grecia, que mantiene su salario mínimo en 832 euros. El salario mínimo más alto es el de Luxemburgo, que se sitúa en 2.387 euros, mientras que Bulgaria contaría con el más bajo con 399 euros.

Al comparar con los datos de 2022, es Letonia el país que más ha aumentado su salario mínimo (+24,0%), seguido de Rumania (+17,6%), Polonia (+16,2%) y Lituania (+15,1%).

El salario mínimo de 2023 se ha incrementado en España hasta 1.260 euros mensuales (1.080 euros en 14 pagas), que suponen un aumento del 8% con respecto al 2022, cuando éste era de 1.167 euros (por tanto, suponen 93 euros más con respecto a 2022).

Si comparamos los actuales salarios mínimos para los diferentes países con los del año 2017, vemos que éstos han aumentado para todos los países, pero no en la misma medida. Entre los países cuyo SMI ha aumentado más en este periodo se sitúan Lituania (+121,1%) y Rumanía (+90,3%), mientras que Malta (+13,5%) y Francia (+15,5%) son los que menos han aumentado su SMI en comparación con los otros países. En el caso de España, la variación en el periodo 2017-2023 es de un +52,6% que se traduce en 434 euros más.

Además, Eurostat nos proporciona información sobre el porcentaje que representa el salario mínimo de cada país con respecto a su salario medio. No obstante, los últimos datos disponibles para la mayor parte de países se sitúan en el año 2021. En dicho año, el salario mínimo de España suponía un 47,5% del salario medio.

Por ello, realizamos una estimación a partir del salario mínimo actual de cada país con respecto al salario medio de 2022 (tomando como salario promedio el que gana una persona soltera sin hijos proporcionado por Eurostat para cada país). Al analizar la proporción que representa el salario mínimo de cada país con respecto a este salario medio observamos que solamente en 6 países de la UE, el salario mínimo supera el 50% del salario medio: Eslovenia, Polonia, Croacia, Eslovaquia, Rumanía y Grecia.

De este modo, España (49,4%) es el octavo país en el que el salario mínimo es mayor en proporción al salario medio, siendo Eslovenia (61,9%) el que obtiene la relación más alta. En cambio, Holanda (40,4%) y Luxemburgo (40,8%) son los países cuya relación entre salario mínimo y salario medio es más baja.

Por otro lado, se analiza la proporción del salario mínimo con respecto al salario medio en función del tamaño de empresa y sector para España, ya que el salario promedio varía entre los distintos sectores y tamaños de empresa. Y, por tanto, el aumento del salario mínimo tendrá un mayor impacto en aquellos sectores y tamaños de empresa en los que el salario medio sea más bajo. En este caso, utilizamos los datos del INE, tanto para el salario mínimo de 2023 (1.080 euros en 14 pagas), como para el salario medio de 2022 (1.822 euros).

Empleando estos datos, el SMI como porcentaje del salario medio, aumentaría hasta el 59,3% para España. Así, mientras el salario mínimo de 2023 (1.080 euros) equivale al 52,9% de la remuneración media del sector industrial, alcanza al 61,7% cuando se lo compara con el salario medio de Construcción y supone el 60,3% cuando se compara con el salario medio del sector Servicios.

Al comparar según el tamaño de empresa, el salario mínimo de 2023 supone el 50,8% del salario promedio de las empresas con 200 o más trabajadores. En cambio, alcanza el 69,7% de la remuneración promedio de las pequeñas empresas (aquellas con menos de 50 trabajadores) y supone el 56,3% del salario promedio de las empresas de tamaño medio (entre 50 y menos de 200 trabajadores).

Por otra parte, como la estructura económica es diferente en las distintas comunidades autónomas, también difieren sus respectivos niveles de productividad. A su vez, en cada autonomía el salario medio está, en mayor o menor medida, vinculado con el nivel de productividad regional. Así, la remuneración media de unas y otras autonomías difiere de forma considerable.

De lo anterior se deduce una gran disparidad en el coste real que supone un mismo salario mínimo para las empresas en cada comunidad autónoma. Por un lado, en la Comunidad de Madrid y el País Vasco, el salario mínimo de 1.080 euros equivale a un 50,5% y 51,4% de sus respectivas remuneraciones medias.

En cambio, en el extremo contrario, para Extremadura y Canarias, esa relación es del 72,6% y 68,9%, respectivamente. Solo hay cuatro comunidades autónomas donde el salario mínimo equivale a menos del 60% de la remuneración promedio (la Comunidad de Madrid, el País Vasco, Navarra y Cataluña).

Comentarios