La creación de una Indicación Geográfica Protegida (IGP) en toda España -salvo Ceuta y Melilla- para el jamón serrano, que impida su producción fuera de nuestro país, ha desatado ya las primeras críticas tanto a nivel nacional como internacional.
elEconomista asegura en un artículo firmado por Javier Romera, la decisión ha provocado un gran malestar en Portugal, con productores que están dispuestos ya a presentar los recursos correspondientes para evitar la apropiación del término por parte de España.
Pero es que, además, la aprobación de esta nueva IGP ha provocado también un fuerte rechazado entre las dos ya existentes en nuestro país: la de Trevélez, en Granada, y la de Serón, en Almería.
El pliego de condiciones para la nueva indicación elaborado por el Gobierno para intentar evitar la venta de producto extranjero como si fuera español establece que "el proceso de elaboración del jamón serrano requiere una combinación singular y exclusiva de un conjunto de factores, desde su base anatómica, su proceso de curación, la climatología, la microflora del entorno, los parámetros específicos de su proceso, etc., factores que son exclusivos de España y que, al combinarse, consiguen la calidad y las características organolépticas y morfológicas del producto, que le han otorgado la reputación", que tiene a nivel mundial.