viernes. 29.03.2024
ratas
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Ácaros, chinches, cucarachas, ratas... las personas con dificultades para mantener sus hogares en unas condiciones mínimas de higiene están más expuestas a sufrir plagas que aquellas que viven en hogares protegidos. La pobreza energética, entendida como la dificultad para costear unos servicios energéticos esenciales, somete a los más vulnerables a situaciones que lastran su calidad de vida y pueden poner en riesgo su salud. Así lo constata EZSA Sanidad Ambiental, después de analizar cientos de casos en situaciones muy diversas.

La pobreza energética afecta a 6,8 millones de personas en España, según datos de Médicos del Mundo. Otra organización humanitaria como Cruz Roja calcula que el 9,1% de la población está actualmente muy lejos de mantener la temperatura de entre 18 y 22 grados recomendables.

La pobreza energética lleva a reducir al mínimo el uso de energía, desde la calefacción hasta la lavadora (cuyo precio se ha disparado en los últimos años). En la práctica, esto se traduce en sábanas y ropa sucias, una higiene corporal deficiente y, en definitiva, un entorno de insalubridad que genera potencialmente graves problemas de salud.

Por otro lado, la pobreza energética suele ir asociada a una situación de precariedad económica, lo que afecta al correcto mantenimiento de las casas. Esto conduce a la aparición de goteras o humedades, la acumulación de grasa en campanas y extractores o un aislamiento deficiente. En conjunto, todo ello multiplica las posibilidades de que aparezcan ácaros, mohos o cochinillas de la humedad, entre otros.

No es un problema menor teniendo en cuenta que, en España, más de 2 millones de familias residen en inmuebles con goteras o humedades en paredes y techos (fuente: informe ‘Cuando la casa nos enferma’, elaborado por Provivienda).

Cruz Roja ya hizo una estimación sobre vulnerabilidad social en hogares españoles y llegó a la conclusión de que un 15,8% tienen presencia de cucarachas. Este porcentaje (recuerda EZSA) crecerá sin duda en hogares que no permitan aislar debidamente o que favorezcan las humedades.

Respecto a estos últimos insectos, hay que tener en cuenta que la cucaracha alemana (la más común en España) puede producir centenares de crías durante su vida. Sumando la crías que éstas tendrán a su vez, el resultado son decenas de miles de nuevas cucarachas en un solo año. Aunque a menudo la magnitud del problema no se aprecia hasta la llegada del calor estival, las dificultades para mantener un hogar limpio y aislado favorecerán sin duda la proliferación de plagas que se harán visibles a corto o medio plazo.

Las mujeres, más expuestas a la pobreza energética

Los estudios de pobreza energética coinciden en que las personas en situación de pobreza energética son mayoritariamente mujeres, a menudo con hijos a su cargo. Especialmente delicada es la situación de las mujeres mayores de 65 años, ya que la incidencia de la pobreza energética es inusualmente alta en este colectivo, y además se une la imposibilidad de generar nuevos ingresos. 

Para evitar llegar a situaciones extremas, y consciente de la complejidad del problema, EZSA recomienda dar aviso a las instituciones sociales en cuanto tengamos sospecha de que una persona vulnerable atraviesa una situación de pobreza. Además, insiste en que las administraciones lleven a cabo los trabajos de prevención de plagas para reducir al mínimo los brotes de plagas que proceden del medio urbano: red de alcantarillado, parques públicos, zonas de obras, etc.

La pobreza energética acentúa la exposición a plagas de insectos y roedores entre la...