El número de diagnósticos de hepatitis A en España ha alcanzado un repunte sin precedentes en 2024, con 894 casos confirmados, lo que supone un incremento del 200% respecto al año anterior. Este brote, el mayor en casi una década, ha llevado al Ministerio de Sanidad y a las comunidades autónomas a intensificar las medidas de control y prevención, entre las que destacan campañas de vacunación y estrategias de concienciación pública.
La enfermedad, provocada por un virus que afecta al hígado y se transmite por contacto fecal-oral, presenta síntomas que, aunque generalmente no son graves, pueden complicarse en personas con patologías hepáticas, inmunodeprimidos o con infecciones crónicas como el VIH.
El perfil más afectado en el brote actual incluye a hombres de entre 15 y 44 años, especialmente aquellos que mantienen prácticas sexuales de riesgo. Este patrón de contagio se alinea con datos internacionales que vinculan el aumento de la incidencia a prácticas higiénicas y sexuales específicas.
La transmisión del virus ocurre principalmente por contacto directo con heces infectadas, ya sea por higiene deficiente o por contacto con niños o adultos que requieren el uso de pañales. Asimismo, se han identificado brotes relacionados con la manipulación de alimentos en espacios como bares y restaurantes cuando no se cumplen las normas básicas de higiene.
La vacuna contra la hepatitis A es altamente eficaz y se puede utilizar tanto de manera preventiva como en situaciones de exposición reciente, siempre que se administre en un plazo de siete días. Sin embargo, la vacunación rutinaria solo está incluida en algunas regiones de España, como Cataluña, Ceuta y Melilla, lo que ha llevado a expertos en salud pública a solicitar una revisión del calendario nacional de inmunización.
Además, las autoridades instan a adoptar medidas adicionales como el uso de preservativos y la realización de pruebas de inmunidad en personas potencialmente expuestas al virus.
