En el Día de la Fibromialgia, la lucha contra esta enfermedad crónica arroja luces y sombras. Caracterizada por el dolor generalizado y una serie de síntomas complejos que alteran la calidad de vida, la fibromialgia continúa siendo una condición poco comprendida, aunque afecta a una gran parte de la población.
Con aproximadamente 276.000 personas en España y hasta un 6% de la población mundial afectada, la fibromialgia se erige como una de las enfermedades crónicas más prevalentes en la actualidad. Sin embargo, el subdiagnóstico persiste, dejando a muchos pacientes sin el reconocimiento y el tratamiento adecuado.
Más común en mujeres que en hombres, la fibromialgia plantea desafíos adicionales en términos de reconocimiento y aceptación. Aunque tradicionalmente se ha asociado más con el género femenino, se observa un aumento en el número de hombres diagnosticados en los últimos años.
A pesar de la falta de una cura definitiva y del desconocimiento sobre su origen, se han logrado avances significativos en la comprensión de la fibromialgia. De ser una enfermedad malentendida y cuestionada, ha pasado a reconocerse como una condición médica real. Se ha avanzado en la comprensión de los posibles mecanismos biológicos y neuroquímicos subyacentes, así como en el papel de los factores emocionales y cognitivos en su desarrollo.
El tratamiento de la fibromialgia es multidisciplinario, abordando tanto los aspectos físicos como emocionales de la enfermedad. La terapia física, que incluye el ejercicio adaptado y técnicas de relajación, juega un papel fundamental en la gestión del dolor y la mejora de la calidad de vida de los pacientes. Además, se han identificado patrones de sensibilización central que explican la percepción exagerada del dolor en personas con fibromialgia, lo que orienta los enfoques terapéuticos hacia la modulación de estas respuestas.