La Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) ha emitido una advertencia clara: este sábado, 28 de junio, comenzará la primera gran ola de calor del verano. Las previsiones son preocupantes, con temperaturas que podrían superar los 40 grados centígrados e incluso alcanzar los 42 en algunas zonas del país. Este fenómeno marcará el inicio de un episodio de calor extremo que, según advierten los expertos, será solo uno de los muchos que probablemente nos esperan en las próximas semanas.
Cada verano, el calor es más intenso y persistente. Los datos científicos no dejan lugar a dudas: 2023 fue el año más caluroso registrado en miles de años. Lejos de tratarse de un hecho aislado, este récord confirma una tendencia alarmante provocada, en gran medida, por el cambio climático. La quema de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo o el gas natural sigue generando gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera, haciendo que el planeta se caliente a un ritmo cada vez más acelerado.
El calor extremo no solo afecta al medio ambiente, también tiene consecuencias directas y graves sobre la salud humana. En los veranos de 2022 y 2023, más de 7.000 personas fallecieron en España por causas relacionadas con las altas temperaturas. Además, las visitas a los servicios de urgencias aumentaron un 10 % durante los periodos más calurosos. Los golpes de calor, la deshidratación y las complicaciones en enfermedades cardiovasculares y respiratorias son solo algunos de los riesgos que se agravan cuando el termómetro se dispara.
Ante esta situación, las autoridades sanitarias insisten en la necesidad de adoptar medidas preventivas para protegerse del calor. Es fundamental mantener el cuerpo hidratado, consumiendo agua fresca de forma regular, incluso si no se tiene sed. También se recomienda evitar el alcohol, las bebidas con cafeína o las que contienen demasiado azúcar. Permanecer en espacios frescos y bien ventilados, con las ventanas cerradas y las cortinas bajadas durante las horas más calurosas del día, puede marcar la diferencia. Por la noche o en momentos en los que las temperaturas bajen, conviene ventilar para renovar el aire del interior.
Además, es importante reducir al mínimo la exposición al sol, sobre todo en las horas centrales del día, y evitar la actividad física intensa en esos momentos. La ropa también juega un papel clave: conviene usar prendas ligeras, holgadas y transpirables, así como aplicarse protección solar para prevenir daños en la piel. Estas pautas no son solo recomendaciones puntuales, sino hábitos que cada vez resultan más necesarios en un clima que ya no da tregua.