¿Quién nos quita el sueño y cómo recuperarlo?

El ritmo de vida que llevamos impide, muchas veces, dedicar al sueño el tiempo que se merece –que nos merecemos–. De hecho, numerosos estudios sitúan a los españoles entre los ciudadanos europeos que menos horas duermen, en comparación con otros países como Francia o Alemania.

Sin embargo, si hay una sensación más molesta que no tener tiempo para dormir es el hecho de no ser capaces de dormir cuando nos tumbamos en cama, este es uno de los indicadores de los trastornos del sueño, los cuales como consecuencia de la sofisticación de nuestras sociedades, imprimiendo un ritmo acelerado, estos son cada vez más frecuentes. Estos no solo son molestos, sino que generan frustración, angustia, cambian nuestro estado de ánimo y, en definitiva, reducen nuestra calidad de vida y nos provocan cansancio durante el día. Además, llegan a afectar hasta a un 40% de la población.

Mejorar la calidad de nuestro sueño

Afortunadamente, con el paso del tiempo la preocupación por este tipo de trastornos ha ido en aumento y desde el ámbito sanitario se ha ido haciendo cada vez más hincapié en lograr solucionar este problema y evitar que los individuos experimenten trastornos del sueño y sufran sus consecuencias. Un símbolo que muestra la necesidad de concienciación sobre la importancia de un sueño de calidad es la celebración del Día Mundial del Sueño, que cada año tiene lugar el 18 de marzo.

Cuando experimentamos algún tipo de trastorno del sueño, las soluciones que se nos presentan son múltiples, variadas y –esto resulta muy importante– combinables. Entre ellas encontramos desde pequeños trucos aplicables fácilmente en nuestra vida diaria a otras más sofisticadas, o soluciones novedosas llevadas a cabo por profesionales como HHP. Por lo tanto, si padecemos este tipo de problemática lo primero que tenemos que pensar es que existen muchas maneras de resolverlo y que solo será necesario tener un poco paciencia. Tarde o temprano acabaremos por encontrar la o las soluciones que mejor se adaptan a nosotros, ya que según cada caso unas pueden ser más efectivas que otras.

El insomnio: el trastorno de sueño más frecuente

Entre los trastornos del sueño, el insomnio es el más habitual, aunque los pacientes que lo sufren no siempre son conscientes, lo que evita en gran medida que estén diagnosticados. Las personas que lo experimentan tienen dificultades bien para conciliar el sueño, bien para mantenerlo durante el tiempo de descanso o bien para ambas cosas. Además de este síntoma, otro de los más evidentes es el hecho de despertarse cansados a pesar de haber dormido el tiempo suficiente (lo ideal es alrededor de 8 horas). Después del insomnio en el ranking de los trastornos del sueño se encuentran el síndrome de las piernas inquietas y el síndrome de apneas-hipopneas del sueño.

Ir a la raíz del problema

Saber qué factores intervienen en los trastornos del sueño nos ayudará en gran medida. Esta información, por sí sola, no solucionará el problema, pero nos permitirá tratar de atacar ciertos factores que lo producen. Además, el hecho de saber qué nos produce estos trastornos y la angustia que generan será per se una información tranquilizadora, lo que nos dejará más tranquilos. Entre estos factores, existe una enorme diversidad:

Tratamientos médicos y toma de ciertos medicamentos: en algunos casos, los tratamientos médicos y el consumo de ciertos medicamentos tienen, entre sus efectos secundarios, trastornos del sueño. Aunque no siempre es posible sustituirlos por otros, si creemos que nos están afectando al sueño lo primero que debemos hacer es consultar a nuestro médico. El podrá decirnos si podemos probar otros tratamientos que, aun tratando la patología que tenemos, no modificarán nuestra calidad de sueño.
Ciertas enfermedades: patologías relacionadas con el dolor, con la respiración o incluso con la tiroides pueden ser las causantes de un trastorno del sueño. Al igual que en el caso anterior, comentárselo a nuestro médico es el primer paso que debemos dar.
La menopausia: esta fase de la vida de las mujeres puede llegar a ser muy intensa y molesta condicionando su calidad de vida. Tanto, que puede incluso alterar el sueño.
El modo de vida: el estrés o el exceso de trabajo alteran nuestro organismo de manera más o menos indirecta. Si nos quedamos trabajando en las horas en las que deberíamos estar durmiendo, es probable que después tengamos problemas para conciliar el sueño o para descansar adecuadamente mientras dormimos. Así mismo, el estrés puede ser nuestro peor enemigo a la hora de dormir. Incluso si nos metemos en cama el tiempo suficiente para dormir las horas que nos corresponden, el estrés puede impedirnos quedarnos dormidos y también provocar que tengamos pesadillas y angustia durante las horas de sueño. En casos como estos, aprender a relajarse es fundamental. Deportes diseñados específicamente para conseguir, entre otras cosas, relajarnos, como el yoga son muy eficaces. Pero incluso el simple hecho de hacer deporte puede ayudarnos a liberar esa tensión acumulada, facilitando el sueño.
La alimentación: una mala alimentación o una dieta demasiada pesada antes de acostarnos puede producir alteraciones en el sueño. Por eso, comer ligero antes de dormir es uno de los aspectos que tenemos que tener en cuenta.

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