Los casos confirmados en Portugal por contagio del virus COVID-19 son 28.583 personas. Los curados ascienden a 3.328, y los fallecidos desde el inicio de la pandemia 1.190, estas son las cifras que para 10,2 millones de habitantes y siendo uno de los países más pobres de Europa son de tener en cuenta sobre todo si comparamos por ejemplo con la región española y que colinda con el país vecino, Castilla y León. Zamora tiene mucho de frontera con un vecino con el que compartimos raya, y con el que nos unen muchas cosas, pero no la sanidad ni la pandemia puesto que en su territorio la incidencia ha sido infinitamente menor que en Zamora.
Aunque las comparaciones sean odiosas y más en este caso con fallecidos de por medio sorprenden las cifras de un país como Portugal tan vecino como amigo y con el que tenemos "la raya" como común territorio que cerca ahora debido al cierre de fronteras y ha acercado durante la historia a la provincia de Zamora con la provincia lusa de Braganza por ejemplo.
Castilla y León tiene unos números lo suficientemente duros en cuanto a contagios y a fallecidos que si los ponemos frente al país vecino dicen mucho de la gestión de ambos países sobre esta crisis. Nuestra Comunidad cuenta con 2,5 millones de habitantes y son ahora en los datos del jueves cuando se contabilizaban la cifra de posibles positivos en 63.559 personas, dos veces y medio más que la cifra oficial de diagnosticados: que se sitúa por encima de los 24.379 a jueves 14 de mayo. Castilla y León registra actualmente 117 nuevos casos desde ayer; las altas ascienden a 7.672 y las personas fallecidas son 1.930.
Las claves del éxito contra el COVID-19 del país vecino:
1.- Anticipación y aplicación precoz de las medidas de salud pública, como el cierre de las escuelas, el Gobierno Portugués lo ordenó el jueves 12 de marzo entonces con 78 contagios en el país. Y se comenzó a aplicar el lunes 16 cuando había 331 contagios y la primera muerte. Una semana después comenzaba el estado de emergencia para aquel entonces eran 1.200 contagios y habían muerto 12 portugueses.
2.- Gobierno y oposición centrados en la misma lucha vencer el COVID-19. Sin fracturas y con todo puesto encima de la mesa, sin ninguna crítica a la gestión del gobierno y trabajando al unísono, así han trabajado los portugueses. Definiendo las líneas del confinamiento de forma conjunta y actuando en paralelo sin fracturas y con una meta común. La gran responsabilidad del pueblo portugués también ha tenido mucho que ver en esta crisis que no ha tenido sino elogios por parte de todos los países miembros de la Unión Europea.
3.- Centralización. En esta pandemia y en el caso de las autonomías o regiones, las competencias han pasado directamente al estado, por tanto las decisiones no se han cuestionado ni siquiera han tenido que ser decididas por un parlamento portugués que ha actuado desde el minuto uno a la vez y sin roturas ideológicas. Las competencias tanto en sanidad como en educación han ido de la mano y han sido de los primeros países de la UE, que han iniciado la desescalada llamada en el país vecino estado de calamidad. Las medidas aplicadas son excepcionales también pero la conciencia de los portugueses no tiene nada que ver con lo que se está viendo en España en estos días.
En el día de ayer y en todo el mundo los casos confirmados eran más de 4,44 Millones, con 81.576 más que el día anterior, con 1,59 millones de curados y con más de 302.000 fallecidos, según la OMS 4.246 muertos más que el día anterior. La pandemia ha llegado al top en muchos países y es ahora cuando en muchos se está empezando a ver que el confinamiento ha tenido éxito y muy buenos resultados. África es hoy en día el continente al que más teme la OMS debido a que la infraestructura sanitaria no está ni mucho menos preparada para una pandemia de este calado. El mundo hoy día es mucho más pobre y la COVID-19 ha creado una crisis de dimensiones similares a las de una guerra mundial, siendo esta situación histórica en el rango de las pandemias ocurridas desde que se tienen datos fehacientes, si bien no es la más grande de momento que ha sufrido la humanidad, aunque si es la mayor del siglo XXI.