Desde su llegada al Vaticano en 2013, el papa Francisco ha dejado una profunda huella en la Iglesia Católica con un pontificado caracterizado por la cercanía con las personas más vulnerables, la crítica a las injusticias sociales y la lucha por un mundo más justo y pacífico. A lo largo de estos años, sus palabras y acciones han suscitado tanto admiración como controversia, abordando temas tan variados como los abusos sexuales en la Iglesia, las desigualdades económicas, la migración, y la paz mundial.
Una Iglesia para los pobres y la crítica al capitalismo Desde el inicio de su pontificado, Francisco mostró su compromiso con una Iglesia más austera y cercana a los más desfavorecidos. "¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!", exclamó en su primer encuentro con los periodistas. Sus mensajes sobre la acumulación de riquezas y el poder económico fueron constantes. En 2013, afirmó que "el dinero debe servir y no gobernar", y en 2014, durante el rezo del Ángelus, reforzó su postura: "Es mejor compartir porque así llevaremos al cielo solo lo que hemos compartido". A lo largo de los años, no dudó en criticar el "capitalismo salvaje" y la acumulación de poder económico, señalando que "no manda el hombre, sino el dinero", un fenómeno que pone en peligro al ser humano y a la dignidad de las personas.
Una mirada crítica a la migración y los abusos El papa Francisco también dedicó esfuerzos a visibilizar la difícil situación de los migrantes. En 2013, tras el naufragio de un barco con 500 personas en Lampedusa, expresó su dolor y vergüenza. En 2017, calificó la crisis migratoria como "la tragedia más grande después de la II Guerra Mundial". Su enfoque caritativo hacia los migrantes y su denuncia de la indiferencia de algunos países a esta crisis humanitaria le valieron tanto elogios como críticas.
En cuanto a los abusos sexuales dentro de la Iglesia, el Papa Francisco adoptó una postura firme, reconociendo el daño y la vergüenza que estos actos han causado. A lo largo de su papado, reiteró que los obispos no debían encubrir los abusos y mantuvo reuniones con víctimas para expresar su compasión y su deseo de justicia.
Defensor de la paz en un mundo dividido En un contexto internacional de constantes conflictos, Francisco se erigió como un ferviente defensor de la paz. En varias ocasiones, denunció la industria armamentística y pidió que los gobiernos trabajaran en diálogo para resolver las tensiones globales. En 2015, advirtió que "quien habla de paz y no la hace está en una contradicción", y más recientemente, en 2023, tras el ataque de Hamás a Israel, pidió el cese inmediato de la violencia. Además, en sus discursos sobre el conflicto en Ucrania, fue claro al decir: "Por favor, nunca más la guerra".
Reflexiones sociales y controversias doctrinales A lo largo de su papado, Francisco también ofreció una visión renovada sobre temas sociales, aunque no sin generar controversia. Su enfoque conciliador hacia las personas homosexuales fue un tema de debate, y si bien aseguró que "no soy quién para juzgar" a una persona homosexual de buena voluntad, su postura respecto al matrimonio homosexual y la ordenación de las mujeres sigue siendo restrictiva dentro de la doctrina católica.
Además, sus palabras sobre el feminismo no estuvieron exentas de polémica, al calificarlo de "machismo con faldas", mientras que su lucha por los derechos de las mujeres y su denuncia de la "esclavitud" femenina evidenciaron su conciencia de la desigualdad de género en la sociedad.
El Papa y la tecnología En cuanto a la tecnología, Francisco ha sido muy claro en su postura. En 2023, destacó la necesidad de que los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial y la robótica, se utilicen al servicio del ser humano, en lugar de anteponer el interés económico.
A lo largo de su papado, el papa Francisco ha dejado una profunda huella en la Iglesia Católica, tanto por su cercanía con los más necesitados como por sus posturas firmes sobre temas sociales y económicos. Su legado, cargado de reflexión y apertura hacia los problemas más acuciantes de la humanidad, marcará, sin duda, un antes y un después en la historia del papado moderno.
