Este ataque, compuesto por el lanzamiento de más de 70 misiles y 100 drones, tuvo como objetivo prioritario las centrales térmicas y el sistema eléctrico, en un intento de causar apagones generalizados en plena Navidad. Una Navidad que es la segunda que los ortodoxos intentan "normalizar" ante la costumbre rusa de celebrar solo el 7 de enero o San Nicolás el 6 de diciembre. Esta Nochebuena y la Navidad ha vuelto a ser elegida por el ejército de Putin para intentar dejar sin luz a los millones de ucranianos que resisten en sus ciudades a la espera de una paz que no llega tras tres años de guerra.
La ofensiva rusa alcanzó varias regiones, incluidas Jersón, Járkov, Dnipropetrovsk y Poltava, donde se reportaron daños significativos en la red eléctrica y en infraestructuras clave. En Jersón, el gobernador regional informó de la muerte de una persona y al menos tres heridos debido a los bombardeos. En Járkov, el alcalde Igor Terejov describió el ataque como "masivo" y confirmó que la ciudad fue blanco de numerosos misiles balísticos que causaron una serie de explosiones.
Según las autoridades ucranianas, el operador del sistema eléctrico, DTEK, está trabajando para evaluar y reparar los daños en varias centrales térmicas, aunque no se han proporcionado detalles específicos sobre el impacto total. Este ataque se suma a los trece bombardeos masivos contra el sector energético ucraniano en lo que va del año, que han dejado a millones de personas sin acceso confiable a electricidad y calefacción en pleno invierno.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó enérgicamente el ataque, destacando su naturaleza deliberada y su coincidencia con el día de Navidad, una fecha que Ucrania celebra por segunda vez el 25 de diciembre, tras oficializar este cambio en 2023 como una muestra de desafío a Rusia. "Hoy, Putin eligó deliberadamente el día de Navidad para un ataque. ¿Qué podría ser más inhumano?", señaló Zelenski en un mensaje en sus redes sociales, enfatizando que el objetivo principal de Rusia sigue siendo destruir la red energética del país.
Por su parte, el Ministerio de Defensa ruso afirmó haber derribado 59 drones ucranianos durante la noche, mientras la fuerza aérea ucraniana alertó sobre el lanzamiento de misiles de crucero Kalibr desde el mar Negro, dirigidos a regiones centrales y orientales como Vinnitsia, Poltava y Cherkasi. Los drones también fueron detectados en zonas como Chernihóv y Kiev, lo que obligó a mantener activas las alertas antiaéreas durante gran parte de la madrugada.
La situación refleja la intensificación de la ofensiva rusa en un intento por avanzar en el este de Ucrania y consolidar su control territorial antes de la toma de posesión del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha prometido poner fin al conflicto sin proponer un plan claro para la paz. Desde el inicio de la guerra en 2022, Rusia ha tomado más de 190 localidades ucranianas, mientras Ucrania lucha por mantener sus líneas de defensa en medio de graves carencias de personal y municiones.
En este contexto, Ucrania ha reiterado su solicitud de sistemas de defensa aérea más avanzados a sus aliados occidentales, especialmente tras la autorización de Washington para que Kiev utilice misiles de largo alcance contra objetivos rusos. La necesidad de estos recursos es crítica para proteger a la población civil y mantener operativa la infraestructura básica del país en medio del invierno más duro desde el inicio del conflicto.
El ataque de Navidad subraya la naturaleza implacable de la guerra y la urgencia de encontrar una solución que ponga fin al sufrimiento de millones de personas. Mientras tanto, los ucranianos enfrentan con coraje y resiliencia una crisis humanitaria y energética que parece lejos de resolverse, manteniendo la esperanza en el apoyo internacional y la fortaleza de su nación para superar la adversidad.