Carlos Blanco es mucho más que un piloto de motociclismo adaptado. Su historia es la de un hombre que, tras perder una pierna en un accidente, decidió que su vida estaría ligada a la velocidad, a la adrenalina y al rugir del motor. Ha sido campeón de la Copa Handy de España en tres ocasiones y es un referente del motociclismo adaptado, pero también es un ejemplo de superación y determinación. En esta entrevista nos habla de sus inicios, de cómo vivió el accidente que cambió su vida y de cómo, lejos de rendirse, encontró en la adversidad una nueva forma de competir.
Pregunta: ¿Cuándo empezó su pasión por las motos?
Carlos Blanco: Siempre me gustaron, pero en casa no había motos. Cuando cumplí la mayoría de edad, me compré una moto grande. No empecé de niño como otros pilotos, de hecho, mi primera carrera oficial fue con 44 años. Ahora tengo 49.
P: ¿Su accidente fue consecuencia de una conducción imprudente?
R: Es que mi caso es el ejemplo más claro de lo que no se debe hacer. Yo era un cabra loca, iba sin protecciones, sin cabeza... y al final lo pagué caro. Por eso en los cursos insisto mucho en la seguridad, en la importancia de la protección y en tener una conducción defensiva. La gente muchas veces no es consciente de que en la carretera no solo dependes de ti mismo, sino de lo que hagan los demás. Un despiste de otro conductor puede costarte la vida, así que hay que estar siempre alerta.
P: ¿Cómo fue su proceso de adaptación tras tu accidente?
C.B.: Cuando tuve el accidente con 28 años, en el hospital ya sabía que me iban a amputar la pierna. Recuerdo que incluso sin tener la prótesis puesta, ya estaba pensando en cómo iba a volver a montar en moto. Al principio intenté rodar sin modificaciones, pero enseguida me di cuenta de que necesitaba adaptar la moto para poder competir de verdad. Lo primero que hice fue cambiar el cambio de marchas a la derecha, para poder usar mi pie bueno, y colocar el freno trasero en la mano izquierda. A partir de ahí, empezamos a trabajar en ello y todo fue encajando.
P: ¿En qué competición participa actualmente?
C.B.: En velocidad corro el campeonato de España con una BMW S 1000 RR, que es una moto de mil centímetros cúbicos que da unos 210 caballos de potencia.
P: ¿Cómo está preparada su moto para competir?
C.B.: Estas motos no se matriculan ni pisan la calle. Les quitamos los catalizadores, los escapes de serie, les ponemos escapes de competición, suspensiones, cambiamos las bombas de freno, se modifica la geometría, el subchasis y también la centralita, colocando una de carreras para que la potencia sea más efectiva. La moto se aligera, pesando unos 179-180 kilos con 210 caballos, lo que da una relación peso-potencia bestial.
P: ¿Existe alguna normativa que limite la potencia o preparación de las motos?
C.B.: En el campeonato hay dos categorías: la de 600 y la de 1.000 centímetros cúbicos. Las motos deben cumplir esos límites, pero dentro de cada categoría puedes preparar la moto tanto como quieras, ya que no es un mundial. En MotoGP las motos son prototipos muy caros, mientras que nosotros usamos motos de calle preparadas para circuito.
P: ¿Tiene un equipo técnico que le ayude con las modificaciones?
C.B.: Trabajo con un mecánico de MotorBike Garage, en Arcos de la Polvorsa. Ese taller lo monté con él y luego se lo traspasé, pero me patrocina ayudándome en las preparaciones. Para suspensiones contamos con un especialista, y también colaboramos con técnicos en telemetría cuando hace falta. Intento aprender y hacer lo máximo posible para ahorrar costes.
P: ¿Cómo se prepara para una competición?
C.B.: Llevo un juego de llantas con gomas de verano y otro juego con neumáticos de agua, porque se espera lluvia. También llevo útiles para ajustar las suspensiones, calentadores de repuesto y todo el equipamiento duplicado por si hay caídas: dos cascos, dos monos, dos pares de botas, dos pares de guantes y otro juego de carenados.
P: ¿Cómo ve el futuro de los pilotos con discapacidad en competiciones importantes?
C.B.: Es muy difícil, aunque posible. El principal problema, tanto para discapacitados como para quienes no lo son, es el dinero. Correr en campeonatos importantes es carísimo y no todos los mejores pilotos pueden costearlo.
P: ¿En qué más está involucrado dentro del mundo del motociclismo?
C.B.: Además de competir, doy cursos en el Jarama todos los meses. Me interesa preparar a jóvenes pilotos con discapacidad para que puedan competir e incluso superarnos. Queremos que esos chicos puedan llegar lejos.
P: Actualmente imparte cursos en el Jarama y otros circuitos. ¿Cómo es la experiencia de enseñar a otros pilotos?
C.B.: Cuando iba a tandas, la gente se sorprendía al verme pilotar sin una pierna. Un día un organizador me llamó y me dijo: "¿Cómo que te falta una pierna y pilotas así? Te quiero conocer". A partir de ahí, me invitaron a formar parte de su equipo de monitores, me enseñaron cómo estructurar los cursos y así fue como me metí en este mundo. Al final es algo que me gusta mucho porque sientes que puedes marcar la diferencia en la vida de los demás.
Es algo que me encanta porque sientes que estás ayudando a la gente. Hay muchas personas que no buscan competir, pero vienen a los cursos y lo que aprenden les sirve para la calle. Nosotros les enseñamos a trazar mejor, a tener seguridad, a perder miedos. Les damos una teórica y luego nos metemos en pista con ellos. Es muy gratificante ver su evolución y saber que con algunos consejos pueden evitar accidentes o mejorar su pilotaje.
P: Viendo todo lo que ha conseguido, ¿cuáles son sus planes para el futuro?
C.B.: Mientras mi cuerpo aguante y pueda seguir compitiendo, lo haré. En la Copa Handy, de los cinco años que llevo, he sido tres veces primero, una segundo y otra tercero. Aún me veo con nivel para estar arriba, pero sé que llegará el día en que los chavales que estamos formando me superen. Cuando eso pase, me centraré más en la formación y en ayudar a otros a mejorar. También quiero seguir explorando el mundo del rally y probar nuevas experiencias. Lo importante es seguir disfrutando de la moto.

