La primera edición de la Noche Blanca del Románico en Zamora, celebrada este viernes 20 de septiembre de 2024, reunía a cientos de zamoranos y visitantes a lo largo de una velada cargada de cultura, música, arte y patrimonio por los monumentos más emblemáticos de la capital del románico mundial. Así fue el programa que dependiendo del tiempo y el momento se fue variando para que muchos de los que intentaban llegar a todos los espectáculos pudieran hacerlo, algo complicado en un día en el que la lluvia no dejó que el sobresaliente fuera la nota final.

Aunque la lluvia fue un obstáculo constante, no logró opacar el entusiasmo de los asistentes, que se desplazaban rápidamente de monumento en monumento, paraguas en mano, para disfrutar de las actuaciones programadas en diferentes escenarios de la Bien Cercada.
La Noche Blanca ofreció una agenda de actuaciones musicales en algunas de las iglesias románticas más representativas de Zamora, como Santiago el Viejo, San Isidoro y Santa María la Nueva, entre otras. Desde las 20:30 horas y hasta las 02:00 de la madrugada, se sucedieron interpretaciones de artistas solistas y conjuntos como la Banda de Música de Zamora (BMZ), que fueron el alma de la noche. Sin embargo, la logística del evento se vio afectada por la meteorología, lo que provocó que algunos de los conciertos al aire libre fueran suspendidos o reubicados en otros espacios cubiertos, y en ciertos casos, pospuestos para momentos posteriores de la velada.

El acto inaugural tuvo lugar en la ermita de Santiago de los Caballeros, la iglesia más antigua de la ciudad, donde las primeras melodías en un concierto íntimo de Shuarma, resonaron para marcar el comienzo de esta noche singular. A partir de ahí, los asistentes pudieron disfrutar de una programación variada que incluía artistas como Shuarma, que actuó en Santiago el Viejo, y otros conjuntos destacados como la BMZ en San Isidoro y el Ensemble de Clarinetes en San Claudio de Olivares, dieron un especial carisma a la noche.
A lo largo de la velada, las delicadas melodías de intérpretes solistas y los conciertos íntimos en los monumentos históricos fueron los principales protagonistas, con un reconocimiento especial a las actuaciones de la Banda de Música de Zamora que ofreció un espectáculo inolvidable.
La variedad de géneros musicales y la interacción del público con el patrimonio zamorano crearon una atmósfera única, a pesar del desafío que supuso la incesante lluvia. Esta primera edición marca el inicio de lo que seguramente se consolidará como un evento cultural clave para el calendario de Zamora, una cita ineludible para los amantes de la música, la historia y el arte. Con paraguas en mano y el espíritu de disfrutar a pesar de las circunstancias, los asistentes ya miran hacia el futuro con la esperanza de que la Noche Blanca del Románico se consolide a ser posible sin lluvia que ha deslucido en parte un verdadero espectáculo en la ciudad.