Cada 14 de febrero, la Colegiata de Santa María la Mayor en Toro se convierte en un punto de devoción y curiosidad por albergar uno de los tesoros más singulares de España: el cráneo de San Valentín, patrón de los enamorados. Una reliquia que permanece custodiada en el templo toresano desde el año 1545, pero cuya historia sigue siendo desconocida para muchos zamoranos.
Una reliquia con casi 500 años de historia
Fue Diego Enríquez, capellán del Emperador Carlos V, quien trajo a Toro este valioso vestigio del santo. El 26 de abril de 1545, el nuncio del Papa Paulo III concedió licencia para depositar la reliquia en la Colegiata. Desde entonces, el cráneo de San Valentín, enmarcado en una caja de plata del siglo XVI, es venerado como símbolo del amor y la fidelidad.
El culto al santo se intensificó en 1682, cuando Valentín Tejederas, canónigo de la Colegiata, consiguió que el Papa Inocencio XI otorgara indulgencia plenaria cada siete años a quienes visitaran la capilla dedicada a San Valentín y veneraran su reliquia. Desde entonces, la tradición de exponerla cada 14 de febrero se ha mantenido, convirtiendo a Toro en uno de los lugares más destacados del país en la celebración del patrón de los enamorados.

De capilla propia a símbolo del amor eterno
La capilla de San Valentín, situada en el interior de la Colegiata, albergó a una cofradía que llegó a ser una de las más importantes de Toro. Además de la reliquia, el templo custodia una imagen neoclásica tallada en madera de pino por Pedro León Sedano en 1788, así como una tabla del siglo XVII, obra de Baltasar Coca, que representa el martirio del santo, decapitado por casar en secreto a jóvenes romanos durante las persecuciones del emperador Aureliano.
El cráneo que "pierde la cabeza por amor"
El valor simbólico del cráneo de San Valentín trasciende lo religioso. “Es parte de la cabeza que tantas veces se pierde por amor”, suelen decir los toresanos con orgullo y cierto sentido del humor. Y es que esta reliquia es una rareza en España, lo que convierte a Toro en lugar de referencia para quienes buscan una conexión especial con el patrón de los enamorados.
En los últimos años, la veneración de la reliquia se ha adaptado a las circunstancias sanitarias y de conservación. La pandemia limitó el acceso, y aunque este año las condiciones han mejorado, la exhibición se mantiene con precauciones. Solo los asistentes a las misas del día y aquellos que accedan de manera ordenada como visitantes podrán contemplar el relicario de plata que guarda el cráneo del santo.
Toro, destino de amor y devoción
Mientras en otros lugares el Día de San Valentín se celebra con flores, cenas románticas y bombones, en Toro se une el fervor religioso con la historia y el patrimonio. Un pequeño rincón de Zamora que guarda el legado del santo del amor, y que cada 14 de febrero recuerda que, al final, todos podemos perder la cabeza por amor.