Los vecinos del Valle del Tera han vuelto a vivir este fin de semana una de sus celebraciones más emblemáticas: la Romería de Santa Bárbara en Cabañas, una cita cargada de historia, simbolismo y emoción que ha reunido a vecinos y visitantes en torno a las ruinas de la antigua ermita.
Los pendones de San Vicente Mártir, Ayoo y Abraveses volvieron a alzarse majestuosos, recordando aquellos tiempos en los que miles de personas acudían a la romería para pedir la protección de la Santa frente a las tormentas veraniegas que amenazaban las cosechas. Hoy, el espíritu de la celebración ha evolucionado, pero mantiene viva su esencia: reunir a una comunidad que, pese a la emigración, nunca ha perdido el vínculo con sus raíces.
Uno de los momentos más emotivos del día fue el homenaje a Cipriano, vecino querido y recordado por haber recuperado los colores del pendón que hoy vuelve a formar parte de la fiesta. Su legado fue reconocido con respeto y agradecimiento por parte de toda la comunidad.

Durante la jornada no faltaron los elementos más tradicionales: las roscas de la Santa, el baile de pendones, el Canto del Ramo, la merienda comunitaria y una animada verbena nocturna que prolongará la celebración hasta bien entrada la noche. Cada uno de estos actos reforzó el sentimiento de pertenencia y la alegría compartida entre generaciones.
Además, se rindió homenaje a Teófilo, el caminero de Cabañas, una figura entrañable que dedicó su vida al servicio del pueblo y que fue recordado como uno de esos hombres ilustres que contribuyeron a hacer de Cabañas un lugar solidario, unido y lleno de historia.
La Romería de Santa Bárbara es una muestra más del compromiso colectivo por mantener vivas las tradiciones y las raíces y del orgullo de pertenecer a un pueblo que sabe mirar al pasado con gratitud y al futuro con esperanza.

