En Castilla y León, emanciparse es casi un acto de resistencia. Así lo revela el informe “Tocando techo. La juventud frente al problema de la vivienda”, presentado este miércoles por el Consejo de la Juventud de Castilla y León en una jornada marcada por la reflexión y el debate sobre uno de los mayores desafíos que afronta la población joven: el acceso a una vivienda digna.
Los datos hablan por sí solos. Apenas un 14,4% de los jóvenes de la comunidad ha logrado independizarse, una cifra ligeramente inferior a la media nacional (14,8%) y que deja entrever las múltiples barreras —económicas, sociales y estructurales— que impiden a los jóvenes construir un proyecto de vida autónomo.
Quienes logran salir del hogar familiar, lo hacen mayoritariamente en régimen de alquiler (66,8%) y, en la mayoría de los casos, compartiendo piso: solo un 17% vive en solitario. La precariedad económica obliga a buscar fórmulas de supervivencia. Un 39,4% cita la falta de recursos como la razón principal para compartir vivienda.
Y no es para menos. Casi un tercio de la juventud emancipada (31,9%) ingresa menos de 1.000 euros netos al mes, y casi la mitad (47,2%) no consigue ahorrar más de 100 euros. En este contexto, el apoyo familiar se convierte en un salvavidas: un 18,9% recibe ayuda directa de su entorno para pagar el alquiler o la hipoteca, y en un 13% de los casos son terceras personas quienes asumen por completo ese coste. La situación llega al extremo de que el 57,5% de los jóvenes que adquieren una vivienda lo hacen al contado, muchas veces gracias a la aportación económica de familiares o allegados no convivientes.
Durante la jornada se celebraron dos mesas redondas que reunieron a representantes institucionales y entidades sociales. En la primera se abordó el papel de las administraciones públicas y se compartieron ejemplos de buenas prácticas, como el programa Rehabitare, que recupera viviendas vacías para destinarlas al alquiler social. También se puso sobre la mesa la necesidad de cambiar el relato sobre el medio rural y potenciarlo como una alternativa real de vida para la juventud.
La segunda sesión giró en torno a posibles soluciones estructurales al problema habitacional: impulso decidido a la vivienda social, fomento del alquiler asequible, refuerzo de las políticas públicas de apoyo a la emancipación y generación de empleo estable como base para acceder a una vivienda sin depender de redes familiares.