Castilla y León se posiciona como líder regional de producción de energía limpia en base al informe realizado por el ingeniero de caminos y catedrático Víctor Ruiz Ezpeleta. Bajo el título "El sector energético español: retos para un futuro inestable", este informe pone de manifiesto el potencial de la comunidad que ya genera 20.744 gigavatios hora (GWh), por delante de otros como Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y Galicia.
Unos datos que contrastan con la Comunidad de Madrid que tan sólo produce el 5% de la energía que consume. Son algunos de los datos extraídos del informe que ha sido publicado por la OBS Business School, pone de manifiesto el potencial de crecimiento de este tipo de energía que "aumentará de tres a cuatro veces en las próximas décadas" según las previsiones de su autor, hasta llegar a concentrar "la mayor parte de las inversiones y proyectos, frente a los biocombustibles, más populares en el pasado".
La mitad de la producción procedente de energías limpias que se genera en Castilla y León procede de los parques eólicos. Según los datos del informe, la energía eólica producida en el conjunto del país supone cerca de 60.500 GWh -según datos del año 2022-, más que la hidráulica y la fotovoltaica, siendo la tecnología que más ha aumentado hasta situarse en tercera posición en el ranking de fuentes con más potencia (supone casi el 16%).
En todo caso, el autor pone de manifiesto la necesidad de que España aumente la producción de energía procedente de fuentes renovables de cara a poder ser menos dependientes del crudo. En el año 2021 las importaciones alcanzaron los 56,2 millones de toneladas, la segunda cifra más baja desde 2011, proveniente principalmente de Nigeria, México y Libia. Y las importaciones de gas natural fueron de 415.625 GWh, con Argelia como principal proveedor junto a Estados Unidos y Nigeria.
Unas cifras que se podrían bajar aún más mediante el impulso a la generación de este tipo de energías tanto en grandes instalaciones como mediante microinstalaciones a nivel particular (edificios, naves industriales) para disminuir la contaminación y reducir la factura energética e, incluso, "exportarla a otros países y beneficiarnos tanto económicamente como a nivel ambiental y de prestigio".