Con el estruendo característico de las tres bombas que marcan el inicio oficial de la fiesta, el Torito de Benavente volvía esta mañana a recorrer las calles de la ciudad entre vítores, calor y una expectación desbordante. A pleno sol y con temperaturas que rondaron los 24 grados, miles de benaventanos y visitantes se dieron cita para presenciar el primero de los dos recorridos del día, dando vida a uno de los momentos más emblemáticos de las fiestas.
El morlaco, que de “torito” solo conserva el nombre, salió con fuerza en un recorrido marcado por el ritmo vibrante de Rompeola, que acompañó con su música a los primeros tramos de la suelta. Desde el arranque, la Villa del Toro se entregó al espectáculo, con una ciudad que apenas dormía tras la intensa noche del martes y que amanecía al ritmo del tamboril, el sudor y la adrenalina.
El público llenó balcones, esquinas y talanqueras para no perder detalle del paso del astado, que fue recibido entre aplausos, pañuelos al aire y el eco de una tradición que trasciende generaciones. La emoción se palpaba en cada metro del recorrido matinal, donde corredores y espectadores compartieron el pulso acelerado de una fiesta profundamente arraigada en el corazón benaventano.
Esta tarde, el segundo recorrido promete repetir ,y quizá superar la intensidad vivida por la mañana, en una jornada donde la música, la identidad cultural y la devoción popular volverán a entrelazarse en las calles de Benavente. La tradición del Toro Enmaromado sigue latiendo con fuerza.