El pabellón volvió a estar lleno hasta la bandera, con el fondo repleto de niños de la cantera y tribuna y preferencia abarrotadas de aficionados pistacho.
La afición, pese a sólo poder festejar el empate, volvió a ser el octavo hombre en la cancha y a llevar a los suyos en volandas en los momentos más complicados del segundo tiempo. Nadie quiso perderse el encuentro, y la foto de familia que tuvo lugar en el descanso, por lo que el Ángel Nieto mostró la mejor imagen de la temporada y algo que hacía mucho tiempo que no se veía en tierras zamoranas.
La afición achuchó a los colegiados, encogió el brazo de los rivales en los momentos calientes y empujó a los suyos en los momentos en los que fallaban las fuerzas al final del encuentro. El técnico conquense reconoció que el ambiente de Zamora es dificilmente visible en otros campos y animaba al equipo a luchar para mantener la categoría.