Las naranjas, dirigidas por Ricardo Vasconcelos, sufrieron una remontada en los minutos decisivos y terminaron cediendo 76-71 ante un equipo mallorquín que demostró temple y capacidad para aprovechar los errores rivales.
Un inicio equilibrado y prometedor
El encuentro comenzó con un ritmo frenético y un intercambio de golpes constante. El primer parcial, con un ajustado 20-19, reflejaba la igualdad sobre la cancha. Las zamoranas, lideradas por un juego coral y una defensa activa, tomaron el mando en el segundo cuarto, logrando una ventaja que las llevó al descanso con un esperanzador 31-35.
El tercer cuarto fue un punto de inflexión. El Azul Marino salió con más intensidad, reduciendo las distancias y marcando un ritmo que dificultó las transiciones del Zamarat. Aunque las visitantes mantuvieron el tipo, la ventaja comenzó a tambalearse, preludio de un último cuarto que resultaría fatídico para las naranjas.
El desenlace: un último cuarto para el olvido
Con el marcador en un 55-50 al inicio del último tramo, el CD Zamarat tenía aún opciones de llevarse el encuentro. Sin embargo, los errores en ataque y la falta de solidez defensiva se hicieron evidentes. El Azul Marino aprovechó los momentos de desconcierto zamorano para pisar el acelerador, distanciándose en el marcador y cerrando el partido con determinación.
Las de Vasconcelos intentaron reaccionar en los instantes finales, pero el esfuerzo no fue suficiente para revertir una diferencia que había crecido demasiado. Con este resultado, el Zamarat suma una derrota amarga en un partido en el que mostró destellos de calidad, pero también dejó escapar una oportunidad de oro para sumar puntos en la clasificación.
La derrota pone de manifiesto la necesidad de trabajar en la consistencia durante los momentos críticos de los encuentros. El CD Zamarat deberá pasar página rápidamente y centrar su atención en el próximo compromiso, con el objetivo de reencontrarse con la victoria y seguir creciendo en una temporada en la que las expectativas siguen siendo altas.
El baloncesto, como se demostró en esta ocasión, se juega hasta el último segundo, y los pequeños detalles pueden marcar grandes diferencias.