Por centésimo septuagésima séptima vez, los vecinos de la comarca de Sayago han vuelto a concentrarse este sábado para exigir una sanidad pública digna y adecuada a las necesidades de su territorio. A pesar del paso del tiempo y del desgaste que supone mantener esta movilización semanal, el compromiso de los sayagueses no decae.
Esta semana, además, la protesta ha estado marcada por un apagón general de electricidad que afectó a toda la comarca. Aunque en la mayoría de los casos no se produjeron daños graves, el suceso ha servido para abrir una reflexión más profunda sobre la fragilidad de los servicios básicos en el medio rural y la necesidad urgente de reforzarlos.
"La sanidad pública, como la electricidad, pende de un fino hilo", señalaron los portavoces de la movilización, subrayando la importancia de no dar por sentados derechos fundamentales que, si no se protegen, pueden desaparecer. La falta de autonomía energética del Centro de Salud de Sayago, que solo contó con 15 minutos de generador durante el corte eléctrico que duró más de cinco horas, evidenció una grave carencia en la gestión de emergencias.
También se criticó la escasa duración de la autonomía en las redes móviles, lo que afectó gravemente las comunicaciones en una situación de potencial riesgo sanitario. "Es imprescindible garantizar que, ante situaciones similares, las infraestructuras esenciales sigan funcionando", añadieron.
La plataforma ciudadana que lidera estas protestas volvió a recordar las demandas básicas que siguen sin cumplirse:
Restablecimiento de las consultas médicas periódicas en todos los pueblos, independientemente de su tamaño o número de cartillas sanitarias.
Horarios claros y accesibles en los consultorios, para evitar incertidumbre entre los pacientes.
Supresión de la cita previa obligatoria, en favor de un modelo tradicional de atención presencial que se ha demostrado eficaz y más adecuado para las zonas rurales.
Los manifestantes subrayaron que la sanidad pública no es solo un servicio, sino un elemento esencial de cohesión social y justicia territorial. "No por vivir en pueblos pequeños tenemos que tener menos derechos", declararon, haciendo hincapié en que la lucha contra la despoblación empieza por garantizar servicios públicos de calidad.
Finalmente, quisieron agradecer el trabajo del personal sanitario, cuya labor sigue siendo imprescindible, y reiteraron su compromiso de seguir acudiendo cada sábado a defender un derecho que consideran innegociable: una sanidad pública, universal y digna para todos los ciudadanos, vivan donde vivan.