Fue Fermoselle el último reducto comunero de quienes tras la derrota de Villalar se refugiaron en su huida hacia Portugal. Corría el año 1521, si bien no tardaría el emperador Carlos I de España y V de Alemania en ordenar la destrucción del Castillo y murallas de la villa medieval en represalia al apoyo al bando Comunero.
Su destrucción y la condena a muerte de los últimos comuneros de Castilla se han vuelto a convertir en historia viva del municipio fronterizo que ha vivido el broche de oro al X Simposio Internacional de Historia Comunera que se ha celebrado en Zamora desde el pasado 17 de abril. una cita que ha contado con la presencia de historiadores de seis nacionalidades y que se ha centrado en buena parte en abordar el papel del que fue en su día obispo de Zamora, Alfonso de Acuña..
Un hecho histórico que ha cobrado sentido este sábado, cuando el Ayuntamiento ha acogido a los congresistas y participantes del Simposio para asistir a la lectura dramatizada sobre la figura del obispo a través de los textos del escritor y periodista Carlos Funcia, acompañado de Cándido de Castro y la poeta fermosellana Iluminada Ramos que han puesto voz a esta lectura.
El alcalde, José Manuel Pilo, agradecía la visita y paseo por la villa que resistió dos años el asedio de las tropas realistas al tiempo que ha reivindicado como “parte de nuestra identidad y nuestra historia” el rol de Fermoselle en la revuelta comunera. Un municipio que volverá a hacerse un hueco en la edición del año 2026, tal y como ha confirmado el profesor de la Universidad de Valladolid István Szásdi, con motivo del quinto centenario de la muerte de Antonio Acuña, ajusticiado en el castillo de Simancas a manos de Rodrigo Ronquillo, el juez al que Acuña detuvo y encerró en 1507 en el castillo de Fermoselle.