Las mujeres de Fermoselle siguen dando color a la villa medieval. Tras vestir a su adorada cabina pública para salvarla de la extinción y decorar uno de los bancos de la zona, el nuevo punto ha sido el centro neurálgico del municipio sayagués.
La Plaza Mayor de Fermoselle se ha vestido así con unos curiosos atrapasueños de grandes dimensiones decorados con diferentes estilos y que ponen de manifiesto la extraordinaria habilidad de estas mujeres que se reúnen para avanzar en sus creaciones a dos agujas y con las que visten el municipio en cualquier época del año. Su ingenio cuelga ahora de uno de los balcones, resaltando aún más los característicos arcos que adornan la plaza.
Aunque sin duda el mayor foco de atracción lo componen las letras realizadas en fieltro que promocionan el nombre de Fermoselle. Un detalle más que sigue poniendo en valor la creatividad de las gentes de una villa que se niega a quedarse anclada en el pasado y que impulsa su imagen como frontera con la vecina Portugal y enclave privilegiado en Los Arribes del Duero.
Fermoselle sigue vistiéndose de alegría gracias a sus gentes. Fermoselle se engalana gracias a sus mujeres que demuestran que el camino se hace andando y, en su caso, siempre con un ovillo en la mano y muchas dosis de creatividad.
