Este Belén, que había despertado admiración en la localidad y en los municipios cercanos, era mucho más que una simple representación navideña. Tras meses de trabajo intenso y colaborativo, se había convertido en un símbolo y de la ilusión compartida por los vecinos de la localidad.
La Asociación Arco Iris, un colectivo local comprometido con las actividades culturales y formativas del pueblo, no salía de su asombro al contemplar hoy el resultado del vandalismo: un escenario vacío donde días antes las figuras ocupaban cada rincón, evocando escenas de la Natividad y de los oficios tradicionales que forman parte de nuestra memoria colectiva.