Los quintos de Granja de Moreruela han celebrado el Mayo en agosto. Tres quintadas se han unido para colocar los tradicionales muñecos de trapo en el árbol que se plantó en las inmediaciones del frontón del pueblo.
La pandemia obligó a suspender la fiesta de la mayoría de edad durante dos años, pero en este 2022 los jóvenes decidieron unir las tres últimas quintadas y celebrar con todos los vecinos sus 18 años por todo lo alto.
Hubo actividades para todas las edades: juegos infantiles, cerveza y sangría para soportar los rigores del calor y un Dj que amenizó la noche tras la puesta del Mayo a las 00.00 de la madrugada del viernes al sábado.
A los quintos más jóvenes se unieron los del año 62, que se reunieron en torno a una comida en el Teleclub para recordar viejos tiempos y renovar amistades.
Las quintadas han coincidido con una Semana Cultural muy solidaria en Granja de Moreruela. Esta tarde una exhibición de coches, organizada por Amigos del Motor, recaudaba fondos para los pueblos afectados por los incendios de la Sierra de la Culebra.
El ruido de los motores se confundía con la algarabía de los niños que descubrían y disfrutaban de los juegos tradicionales en el frontón y de un Mercado Artesanal con puestos de joyas, ropa, libros o las sabrosas mermeladas caseras de Toñi e Isabel, cuyas ventas se destinarán a la Sierra de la Culebra.
Los más jóvenes se acercaban a los puestos de las caricaturas y de los tatuajes, mientras Fernando Camacho, natural del pueblo pero residente en Madrid, vendía con humor su libro "Subiendo España", en el que ha colaborado amigos del escritor con raíces en la localidad terracampina.
La obra recoge "52 historias despeinadas en montaña para los que no suelen ir a la montaña" y como rezaban los carteles del puesto "se ha leído hasta en Estonia y es el segundo libro español más traducido tras el Quijote".
El humor que no falte, ni tampoco la moda o los trajes regionales. Porque los jóvenes de Granja recuperaron la Pasaruela, tras dos años sin poder celebrarse por la pandemia.
Y en un día tan festivo no podía faltar la tradicional comida de primos. Los Fernández se volvieron a reunir en el pueblo para disfrutar de viandas y música en un encuentro anual que solo ha interrumpido la pandemia.
