sábado. 20.04.2024

Por las miles de Albas y las otras 15.000 que faltan

Los estudios de los sindicatos de enfermería de España junto con las organizaciones y escuelas de enfermería además de las Universidades, siguen manteniendo que son cerca de 15.000 las enfermeras y enfermeros que se necesitan en este país para tener un ratio lógico de pacientes, y así mantener una calidad de servicio óptimo.

Ya es suficientemente triste el no tener médicos y el no regular tras la situación vivida estos tres meses, la falta importante de sanitarios, como para dejar o seguir dejando que pasen las previsiones que estima que la falta de personal será critica en pocos años. 

Alba una enfermera que conocí solo por la voz tras mi paso por la tercera planta del Hospital Virgen de la Concha atiende de nuevo ahora en la cuarta planta a decenas de pacientes a los que ahora pueden verle la cara aunque no del todo por la dichosa mascarilla. Una voz inconfundible que me hizo dar la vuelta y agradecer en directo el trato que la joven dio a los enfermos durante la crisis más álgida de la pandemia en el Clínico.

Una situación de carencia, la que sufre esta ciudad, Región y País, que las enfermeras y el personal sanitario ahora aprovechan, para tras los agradecimientos de la sociedad y el aplauso ya casi en desuso de las ocho, poder reivindicar esta situación que lleva al colapso de profesionales de la rama sanitaria que sigue en bajas históricas.
Enfermeras como Alba una joven que solo con su voz y su positivismo además de su profesionalidad, cura y pone alegría en su planta, es necesaria y más que importante tener en las plantillas de hospitales y centros de salud personas como ella.
Ellas y ellos son imprescindibles en ZBS, hospitales y centros de salud, y ojalá se pudieran multiplicar Albas, Amayas, o Palomas, Silvias o Davices por su efectividad y diligencia, ya que es más que necesario, obligado, y sobre todo para un país que no puede permitirse que de nuevo el sacrificio sea solo sanitario cuando lo que sobran son políticos.

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La espera valga la redundancia no se debe hacer esperar ni un solo día, y son aún más que necesarias todas ellas para dar descanso a todos los que en estos meses han dejado su piel, a sus familias y seres queridos, y a sus más que merecidos derechos que durante esta maldita pandemia han brillado por su ausencia. Para un político del parlamento ese que ha estado bajo mínimos, un derecho es cobrar la dieta de más de 1.800 euros que no llega al sueldo de miles de enfermeras de este país, ellos no renuncian a un derecho que es cobrar su dieta, pues también es un derecho exigir que la devuelvan puesto que ni siquiera tele-trabajaron, y de esos casos se conocen muchos.
Ellos y ellas de vocaciones sobradas han dado todo por pacientes y familiares a los que han sustituido en los confinamientos y en los días en los que una mano o una llamada de teléfono o un vídeo wasap eran el tesoro más preciado del mundo.

El personal de enfermería de este país y el de auxiliares, celadores, médicos y sanitarios en general merecen a parte de un descanso y una gratificación, un relevo, también nuevos puestos para que fluya algo que antes era la denominada mejor Sanidad del Mundo que se ha demostrado que flojea, que renquea y que más vale que si queremos mantener el título, al menos sean cabales señores mandatarios, y abran la mano a la contratación y al relevo.

Por las miles de Albas y las otras 15.000 que faltan
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