martes. 23.04.2024

Cinco meses después de salir del hospital deseando volver a ver atardecer pero esto sigue sin pintar nada bien

Muchos recriminaron mi postura sobre la Semana Santa, cierto, entono el mea culpa y la penitencia creo que la pagué más que de sobra con la muerte de mi madre y con el paso por el hospital tanto el mio como el de mi padre, momentos de los más duros de mi vida incluso más que la operación de cáncer que sufrí hace una década ya. Sin ninguna pena ni gloria pido disculpas a los ofendidos y asumo la culpa de haber pasado por encima de la misma pandemia.

 Pero de nada ha servido el discutir con muchos ni el intentar poner sentido a otros tantos. Mi madre murió tras solo 5 días de lucha en el Hospital de Ciudad Real tras salir de la Residencia Santo Ángel donde ganaron 1.500 euros de estancia de ese mes en el que Luisi no volvió nunca. Una residencia de las de buena gente hasta que entra el bicho.

Desde que David y Alba mis Ángeles de la Guarda en la cuarta planta del hospital Virgen de la Concha o Nuria, o mi compañera Yolanda enfermera de vocación profesión y compromiso, o la doctora que me trató en el momento más duro del COVID de los meses con curva ascendente o mi otro Ángel de la Guarda y mi fiel amiga TES Carmen, o mi hija Sara que arriesgó para cuidar a su padre y a su abuelo, han pasado ya más de 150 días en los que no hemos aprendido nada de nada.

Ahora ya no mueren solo los yayos, y las medias de contagio se van a rangos de gente joven e incluso adolescentes, bendita juventud y locura mezclada con el riesgo de menearse en la cuerda floja del contagio sin asumir que la muerte espera detrás de la mascarilla o de no lavarse las manos o de vete tu a saber donde lo pillamos.

Cinco meses de entierros, de virus, de contagios, de malestares, de miles y millones de pastillas, de amigos que perdieron a familiares directos como yo, de Alarma y Alerta, de Estado de excepcionalidad, hasta llegar a esta nueva normalidad que de normal nada. Porque de nada sirve si seguimos en la dinámica de buscar el entente entre no contagiarse y querer tanto ganar dinero, como pensar en que no nos va a afectar. 

"No, a mi ni los cuchillos me hacen daño, o mejor, en nuestras residencias no entran virus", "tenemos todo en orden seguimos todos los protocolos", pues si, hasta que no lo están, y las cosas vuelven a la normalidad, te contagias y si la libras bien, y sino pues otro de los más de 50.000 fallecidos por esa pandemia que a España no parece haberle servido de escarmiento ni de aprendizaje. Hoy otros 10.000 contagiados, y ciento y pico fallecidos.

La hostelería destrozada, el ocio nocturno relegado a nada, los sanitarios, otra vez a la incansable y ardua tarea de hacer entender...nada porque no entendemos nada, "¿ un virus ? a mi no me va a tocar, hasta que zasca, el transporte público se destroza también, y las comunicaciones solo vía tlf y wassap y esto nos pasará de nuevo por encima, está claro. Porque la vacuna no está, porque los políticos están acojonados también, y no saben ni tienen puñetera idea de como controlar lo incontrolable, el ser humano que cava su tumba a cada paso que da. Somos necios por naturaleza y caemos una y otra vez en el mismo sin sentido. Contradictorias medidas, no reuniones, no conciertos, no fumar, no ocio no ....y ahora todos al cole todos al trabajo, todos...y ¿ que ha cambiado de marzo o abril a este momento?'

Ayer fue en Sanabria en toda la base de flotación del turismo de la provincia, de la avaricia de ganar dinero y de seguir adelante, ¿pero a que precio? ahora más de 62 positivos, más de la mitad abuelos que ojalá Dios o quien sea los mantenga asintomáticos, porque la España y la Zamora se volverá a vaciar de abuelos, aunque algún joven también se llevará por delante. Maldita pandemia, maldito virus, maldita humanidad deshumanizada.

La solución no estará en un nuevo confinamiento pero más de 26 millones de infectados en el mundo y más de 850.000 fallecidos contarán como la historia del ser humano se repite, una y otra vez, somos necios y el sentido común brilla por su ausencia, querer volver a lo anterior a diciembre o enero no es la panacea lo importante es celebrar la vida y para ello hay que cuidarla. No tenemos ni idea de como hacerlo, está claro lo demostramos a diario.

Hoy doy gracias a los que me cuidaron por dejarme vivir y llegar a este nuevo episodio de vida tras la segunda oportunidad, tengo claro que riesgos cero y que puedo volver a pasar por el hospital, es más difícil porque mi cuerpo generó anticuerpos, pero por si acaso soy de los de la segunda oleada de contagios, me cuido y cuidaré de los míos para seguir celebrando la VIDA.

Cinco meses después de salir del hospital deseando volver a ver atardecer pero esto...
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