
Una reivindicación histórica. Es la principal proclama que se ha reproducido en esta lluviosa jornada de sábado de norte a sur para recuperar por completo el tren Vía de la Plata y en concreto, del tramo Astorga-Plasencia a su paso por las localidades se Benavente, Zamora y Salamanca. La movilización que parte de la Plataforma Corredor Oeste y que ha contado en la ciudad con el apoyo de la Asociación Ferroviaria Zamorana, agrupaciones políticas, sindicatos y asociaciones de empresarios de la provincia, todos a una.
La plaza de la Constitución ha acogido la lectura del manifiesto que pone de manifiesto la necesidad de incluir el tren dentro de la red básica ampliada de transporte europeo, así como las gestiones para conseguir su financiación gracias a los fondos europeos. Más allá del estudio de viabilidad encargado por el Gobierno -con un presupuesto de 967.000 euros y un plazo de ejecución de 24 meses-, la franja oeste asegura que es necesario que no quede en papel mojado y su compromiso se acelere antes del horizonte inicialmente planteado de 2050.
El documento elaborado por el Gobierno de España omite cualquier compromiso de priorización de esta infraestructura y desoyendo las reiteradas peticiones de los parlamentarios regionales, nacional y de la propia Comunidad Europea.
Un proyecto que, alejado de ideales románticos para revivir un ferrocarril decimonónico, solicita un trazado moderno con parámetros del siglo XXI apto para circular a 200 km/h compatible con la circulación de trenes de mercancías y sostenible. Todo ello ejecutado con un gasto de construcción contenido, con un gasto de mantenimiento aceptable y con un consumo energético razonable.
“Queremos que se haga borrón y cuenta nueva”. Una reapertura que cuenta “con más razones que nunca” en base al potencial económico que supone para las zonas de paso del tren. Desde el asentamiento de empresas y para proyectos como la Biorrefinería de Barcial o la Puerta del Noroeste de Benavente, pasando por el desarrollo socioeconómico de los territorios y pueblos del oeste -núcleo de la España Vaciada- hasta su potencial a la hora de reducir la huella de carbono y hacer de eje vertebrador, el tren debe volver a convertirse en una realidad casi tres décadas después de su clausura.

El cierre de las líneas alegando entonces falta de rentabilidad económica y escaso uso obvió, apuntan, “el progresivo deterioro y abandono de parte de la red” a lo largo de la década de los 80 provocando “limitaciones de velocidad y seguridad, abocando al consumidor, pasajero o empresa a utilizar la carretera”.
La reapertura del tramo entre Astorga y Plasencia permitiría mantener una buena parte del trazado existente, únicamente eliminando algunas de las curvas y recuperando los pasos a nivel, siempre garantizando la velocidad, capacidad y seguridad según los estándares actuales. “Es condición facilitaría la implementación de una autopista ferroviaria Norte-Sur que comunicase de forma eficaz los puertos marítimos”.
La protesta ha dejado constancia de la considerable pérdida de población en los territorios afectados por el cierre del tramo en 1986 así como una notable merma de su capacidad económica por la eliminación de puestos de trabajo directos e indirectos, multiplicando la contaminación con el traslado a la carretera el grueso de transporte de mercancías que circula “con una menor eficiencia y seguridad”.
“Esta infraestructura es una oportunidad real para todos, una baza imprescindible e irrenunciable para nuestro futuro”, rezaba el comunicado que ha recordado que sólo en la ciudad se ha perdido 5.000 habitantes en los últimos 15 años. “Debemos ser conscientes de la urgencia de recuperar este ferrocarril”, si bien solicitan que el estudio sea válido y perdurable en el tiempo atendiendo a los actuales niveles de inflación y el contexto de incertidumbre. “No queremos que sea una promesa más”.
La concentración en la ciudad se suma a una llamada simultánea que se ha replicado en numerosos puntos del tramo de la Vía de la Plata. Desde Gijón, pasando por Astorga (donde se concentra a su vez participación procedente de León, La Bañeza y Benavente), Salamanca, Béjar, Hervás, Plasencia, Navalmoral, Cáceres, Mérida y Almendralejo hasta Zafra, Llerena, Sevilla, Cádiz y Huelva, son centenares las asociaciones de empresarios, grupos políticos, sindicatos y ciudadanos que se han unido para sumar fuerzas en esta reivindicación.
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