Durante años, el cierre de pequeños negocios o el traslado a otra vías más comerciales, dejó a muchas calles de Zamora con persianas bajadas, carteles de “se alquila” ya descoloridos y escaparates llenos de polvo. Pero poco a poco, algo está cambiando. Donde antes había un videoclub para alquiler de películas y videojuegos, en plena calle Santa Teresa, ahora se instala una tienda de cocinas: un símbolo de cómo los locales vacíos empiezan a tener una segunda vida.
Este nuevo negocio, con un concepto completamente distinto al original, representa una tendencia que empieza a verse en varios barrios zamoranos. Comercios que cerraron hace años —tiendas de música, zapaterías, bares o ultramarinos— están siendo reconvertidos en estudios, despachos, espacios de decoración o tiendas especializadas.
Más allá del cambio de rótulo, el fenómeno tiene un valor añadido: recuperar la actividad y mejorar la imagen urbana. Cada local que reabre limpia la fachada, renueva el escaparate y devuelve movimiento a la zona. “Es lo que hace falta en Zamora: que haya vida, que se abran negocios y no se queden los locales vacíos, que dan una sensación de abandono”, comentan los vecinos de Santa Teresa.
Aunque la ciudad aún arrastra una bolsa importante de locales sin uso, cada nueva apertura es una señal de esperanza para el comercio de proximidad. Los escaparates que antes mostraban películas para comprar y alquiler ahora exponen cocinas de diseño. Cambian los tiempos, pero también la energía de las calles.
