Este domingo estaba previsto el último aplauso a los profesionales sanitarios. La tendencia que dio comienzo un poco más de dos meses atrás de aplaudir a las ocho de la tarde desde nuestros balcones ha ido en decadencia hasta que prácticamente desaparecieron.
Para que esta costumbre de agradecimiento no quedase en el olvido, las redes sociales hicieron su trabajo de difusión del mensaje que pedía un último aplauso, el más largo y el más sonoro para poner punto y final a esta costumbre. Sin embargo, frente al hospital Virgen de la Concha el resultado ha sido descafeinado, con presencia de viandantes que aprovechaban su franja horaria para pasear y escasos vecinos que se han asomado a sus ventanas.
Ni siquiera las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Policía Municipal y Bomberos estuvieron presentes, después de días y días de agradecimiento y detalles por la labor que realizan los trabajadores del hospital.
Con aplausos o sin ellos, los trabajadores sanitarios han sido y siguen siendo los héroes de una crisis que nos ha golpeado en forma de virus. Un escudo que ha vivido momentos de desesperación, fatiga y abandono, pero nunca de renuncia a su trabajo, a salvar vidas.
