La noche del domingo, el cementerio de Zamora se transformó en un escenario especial para una escena de Don Juan Tenorio, la famosa obra de José Zorrilla, cerrando de forma única las actividades de Todos los Santos. La representación, que comenzó a las 20:00 horas, ofreció al público un ambiente solemne y cargado de emoción.
Al llegar, los asistentes fueron recibidos por mujeres disfrazadas de monjas, quienes los guiaron en silencio por un camino hacia el lugar de la obra. Este recorrido, casi en penumbras, preparó al público para adentrarse en la historia y creó un ambiente de respeto y recogimiento que contrastó con el bullicio de la ciudad.

Don Juan apareció de entre las tumbas, expresando sus pensamientos con fuerza en una de las escenas finales de la obra, donde su personaje lucha con su conciencia. La tenue luz de las velas que llevaban algunos actores, junto con una música suave de fondo, aportaron un toque de misterio y solemnidad a la escena en la que Doña Inés salva el alma de Don Juan.
Decenas de zamoranos asistieron a la representación, que se ha convertido en una tradición anual. Sin grandes decorados, sólo con algunos focos y el silencio natural del cementerio, la obra permitió que el público se concentrara en cada palabra de los personajes, en una experiencia que muchos describieron como profundamente emotiva.