La tarde del 31 de diciembre se vive en Zamora como un preludio a la gran noche. Es un momento para el reencuentro, para compartir cafés o vermuts en los bares de la ciudad y pasear por unas calles que, a medida que avanza el día, van llenándose de un ambiente más distendido y festivo.
Las sobremesas familiares suelen alargarse, mientras algunos grupos de amigos aprovechan para juntarse antes de las cenas y las campanadas. Las zonas más céntricas, como la Plaza Mayor o la calle Santa Clara, se convierten en punto de encuentro, con locales repletos y las últimas compras apresuradas para las mesas de Nochevieja.
Aunque la tradición de las campanadas de año nuevo sigue siendo el plato fuerte de la noche, la tardevieja ofrece una alternativa más relajada y espontánea.
