En Zamora hay muchas formas de buscarse la vida, y para algunos, la música es mucho más que una afición, es su manera de estar en el mundo. Entre el ir y venir de la calle Santa Clara, el sonido inconfundible de una gaita se abre paso entre las voces, las compras y el ritmo cotidiano del centro.
El sonido del Ronco, como se hace llamar este artista callejero que, gaita en mano, regala melodías a quienes transitan por una de las arterias más vivas de la ciudad. Su repertorio se centra en el folklore, convirtiéndose en la banda sonora improvisada de las mañanas y tardes zamoranas.
Para él, cada nota es una forma de expresión, conexión y alegría compartida. Su escenario es la calle y su público, los peatones que se detienen a escuchar, sonríen o dejan caer una moneda en señal de gratitud.
Porque, a veces, buscarse la vida también significa hacer lo que uno ama, aunque sea por poco reconocimiento. Y para este músico, cada día en Santa Clara es una oportunidad de llenar la ciudad de arte y emoción, nota a nota.