Siete luchadoras en la pasarela

photo_camera Las siete mujeres masectomizadas que hicieron de modelos en el desfile que organiza la AECC

La AECC celebra su tradicional desfile de lencería y ropa de baño con mujeres masectomizadas.

Eran siete mujeres desfilando en lencería y ropa de baño en el patio de la Diputación. Siete modelos de alfombra roja. Siete luchadoras que condensan en siete nombres el largo recorrido de miles de mujeres que son diagnosticadas de cáncer de mama y logran vencer a la enfermedad. Eran sólo siete mujeres desfilando en lencería y ropa de baño, pero sobre sus hombros cargaban la alegría y la esperanza de todas las mujeres del mundo, el soplo de la vida.

El patio de la Diputación se vistió un año más de gala para acoger el desfile de lencería y ropa de baño que anualmente organiza la Asociación Española Contra el Cáncer. Un desfile que pretende demostrar que existe vida más allá del dolor, de la enfermedad, del descalabro que supone en un hogar, en una familia, la invasión del cáncer, que viene sin pedir permiso y no da tregua. 

Al acto, conducido por Roberto Vizán, asistieron el subdelegado del Gobierno, Jerónimo García Bermejo; la diputada Maribel Escribano y la concejala María Eugenia Cabezas, quien se estrenaba en la representación del Ayuntamiento con una sonrisa permanente. Presidiendo la escena, un gran lazo rosa, el símbolo de la lucha contra el cáncer de mama.

En el claustro, con camisetas verdes -verde esperanza siempre-, la sonrisa de las voluntarias recibiendo al que llegaba. Esa sonrisa que alivia la espera en las consultas, las largas horas de la quimio, cuando el veneno que también cura fluye por las venas de los enfermos. Esa sonrisa que traza lazos invisibles con los pacientes y sus familiares que se prolongan más allá de un centro hospitalario. Sonrisas sostenidas la mayoría de las veces sobre la experiencia propia que intentan hacerle a los demás más llevadero un proceso doloroso en el que a duras penas se ve la luz y que conocen bien. Pero se puede.

Se puede. Ayer siete mujeres desfilaron sobre la alfombra roja rezumando, derrochando vida y sonrisas. Y bailaron, y cantaron, y se abrazaron, y se emocionaron con el calor de un público incondicional que las jaleaba como auténticas divas de la pasarela, sabedor de que también existen los héroes y las heroínas de lo cotidiano, los que luchan a diario por su vida y los que vencen a la enfermedad.

Con prótesis y con pelucas, con gafas rosas, con turbantes en la cabeza y el futuro en los ojos. Mujeres completas, de una sola pieza, con costuras en el alma y cicatrices en el cuerpo.

Por todas ellas, pero también por las que se quedaron en el camino. Por todos los que plantaron cara hasta el último aliento y por los que continúan su batalla en los hospitales, en lo cotidiano, pintaron ayer siete mujeres la vida de color esperanza. Hubo aplausos y sonrisas, y también lágrimas de emoción y de solidaridad. Corazones y coraje talla XXXL.

Teresa Fernández, Almudena Cuadrado, Charo Vicente, Begoña Mateo, Humildad Alonso, Begoña Prieto y Estrella Andrés. Estos son sus nombres. Siete mujeres. Siete campeonas. Siete luchadoras que condensan los nombres de miles, millones de mujeres.

Y en el aire, un deseo: el que pronunció en voz alta el presidente de la asociación en Zamora, Jesús Fernández, para que continúe la investigación y no haya que lamentar más ausencias.

Se puede. Existe la otra cara de la moneda. Y ayer siete sirenas ataviadas con su ropa de baño demostraron saber nadar en la pasarela al igual que un día tomaron impulso y surcaron las difíciles aguas del cáncer.

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