Rosa do Barro ya es memoria en bronce de los zamoranos

photo_camera Un momento de la inauguración de la placa en recuerdo de Rosa do Barro (Fotos Rafa Lorenzo)

La alcaldesa de Zamora descubre una placa en recuerdo de quien tantos años fuese directora del Grupo Doña Urraca en lo que ha sido su último acto oficial al frente del Ayuntamiento.

El nombre de Rosa do Barro ya es memoria en bronce para los zamoranos. Una placa situada cerca, muy cerca de su casa, en el Parque de León Felipe, recuerda a quien durante tantos años fuera directora y alma mater del Grupo de Danzas Doña Urraca, que este año celebra su 60 aniversario. De una Rosa, Valdeón, a otra Rosa, la alcaldesa de la ciudad ha descubierto la placa en lo que ha sido su último oficial al frente del Ayuntamiento de Zamora.

Ha sido un acto sencillo pero también emotivo y, sobre todo, de justicia con quien lo dio todo y nada pidió para ella, sólo para su grupo, para sus "niños". Rosa do Barro ya es memoria en bronce para la ciudad que tanto quiso y por la que tanto trabajó desde el Grupo Doña Urraca, en el que puso todo su empeño personal para que no se perdiese la vieja costumbre de bailar a la manera tradicional. Y recorrió pueblos y comarcas y enseñó a centenares de niños que fueron creciendo a su vera y que hoy son hombres hechos y derechos que forman la gran familia de los "urracos".

Enérgica y tierna a la vez, sin pelos en la lengua, pura dinamita, pura energía, probablemente Rosa do Barro nunca esperó este reconocimiento que, como siempre, llega tarde en una ciudad que tanto le debe. Pero desde hoy las gentes que pasean, los niños que juegan en el parque leerán su nombre y cada vez que lo hagan recordarán los frutos de su paso por el mundo, de su trabajo incansable, de su exigencia a la hora de vestir, de peinar, de formar y alzar los brazos. Disciplina que llevó a Doña Urraca a sus cotas más altas, que ahora mantiene al máximo nivel Miguel Ángel Santos Santos, quien se hizo cargo del grupo cuando a Rosa le faltaron las fuerzas y cuando su cuerpo decidió que ya era hora de descansar de tanto trasiego, de tanto viaje, de tanto estar al pie del cañón.

Esta tarde los niños y los jóvenes bailaron el Bolero de Algodre en su memoria. Y sonaron en el aire los sonidos de las dulzainas y los redoblantes y brillaron las lentejuelas del traje de Carbajales, ese que Doña Urraca ha paseado como santo y seña de la indumentaria tradicional de esta tierra por medio mundo. Y se alzaron los brazos al cielo casi hasta tocarlo y la tarde de junio fresca fue recuerdo.

Hubo aplausos y emoción pero sobre todo cariño cuando se descubrió la placa, obra del escultor Ricardo Flecha.

Rosa Valdeón, en su último acto como alcaldesa, no pudo elegir mejor motivo: el de honrar a otra Rosa, rosa de bronce eterno en el corazón de cuantos la quisimos.

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