Tras las rejas 'sagradas': Zamora y la única cárcel del mundo para curas

Esta singular institución, conocida como la 'Cárcel Concordataria' fue autorizada por Franco en el verano de 1968, destacando como el único penal en el mundo específicamente diseñado para curas

Los internos procedían de diversas regiones de España, incluyendo Madrid, Barcelona, Galicia y Asturias. Entre ellos se encontraban figuras como Mariano Gamo o Francisco García Salve

 Cárcel Provincial de Zamora (2)
photo_camera Cárcel Provincial de Zamora (2)

En la trama de la España franquista, Zamora albergó una prisión única: la 'Cárcel Concordataria'. Este centro penitenciario, operativo durante el régimen franquista, destacó por encarcelar a sacerdotes y religiosos cuya afinidad a trabajadores y regionalistas contrarios al régimen les valió el encierro.

La cárcel tenía una capacidad para más de cincuenta personas y se convirtió en el destino de alrededor de un centenar de curas y religiosos, la mayoría condenados por motivos políticos y sindicales. Entre los internos se encontraban religiosos vascos como Xabier Amuriza, posteriormente conocido como bertsolari y promotor de la lengua vasca. Otros presos provenían de diversas regiones de España, incluyendo Madrid, Barcelona, Galicia y Asturias. Mariano Gamo, cura de Nuestra Señora de Moratalaz, y Francisco García Salve, jesuita obrero y fundador del sindicato Comisiones Obreras, eran solo algunos de los nombres que se sumaban a la lista de internos condenados por sus convicciones políticas y sindicales.

La 'Cárcel Concordataria' se erigió como un testimonio singular de la tensión entre la Iglesia Católica y el Régimen Franquista durante ese período. La denominación de 'concordataria' hace referencia al acuerdo concordado entre el Vaticano y el gobierno de Franco, un episodio que se remonta a la Guerra Civil y que permitió el encarcelamiento de sacerdotes por una breve pero intensa etapa en la historia española.

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