En la trama de la España franquista, Zamora albergó una prisión única: la 'Cárcel Concordataria'. Este centro penitenciario, operativo durante el régimen franquista, destacó por encarcelar a sacerdotes y religiosos cuya afinidad a trabajadores y regionalistas contrarios al régimen les valió el encierro.
La cárcel tenía una capacidad para más de cincuenta personas y se convirtió en el destino de alrededor de un centenar de curas y religiosos, la mayoría condenados por motivos políticos y sindicales. Entre los internos se encontraban religiosos vascos como Xabier Amuriza, posteriormente conocido como bertsolari y promotor de la lengua vasca. Otros presos provenían de diversas regiones de España, incluyendo Madrid, Barcelona, Galicia y Asturias. Mariano Gamo, cura de Nuestra Señora de Moratalaz, y Francisco García Salve, jesuita obrero y fundador del sindicato Comisiones Obreras, eran solo algunos de los nombres que se sumaban a la lista de internos condenados por sus convicciones políticas y sindicales.
La 'Cárcel Concordataria' se erigió como un testimonio singular de la tensión entre la Iglesia Católica y el Régimen Franquista durante ese período. La denominación de 'concordataria' hace referencia al acuerdo concordado entre el Vaticano y el gobierno de Franco, un episodio que se remonta a la Guerra Civil y que permitió el encarcelamiento de sacerdotes por una breve pero intensa etapa en la historia española.